Bonos verdes (Créditos: Adobe Stock)
Por Ronald Van Steenweghen, gestor de fondos de renta fija chez DPAM
Se espera que el mercado de bonos verdes tenga un año récord en 2024, con niveles de emisión previstos que superen las expectativas anteriores. El estancamiento de las tasas de crecimiento observado desde 2022 se puede atribuir en gran medida a un entorno de altas tasas de interés, más que a un compromiso debilitado con las iniciativas climáticas. Dado que se requieren inversiones importantes para abordar los desafíos climáticos globales, existen amplias oportunidades de crecimiento en este segmento de mercado.
La etiqueta de “bono verde” mantiene su reputación como clase de activo de alta calidad entre inversores y emisores. Recientemente, los emisores de sectores con altas emisiones de carbono con importantes gastos de capital verde han favorecido cada vez más los bonos verdes sobre los bonos vinculados a la sostenibilidad, que generalmente están vinculados a métricas basadas en la sostenibilidad.
Una alta transparencia, el compromiso proactivo de los inversores y la alineación con acciones creíbles hacia el cero neto parecen claves para superar el escepticismo de los inversores. Además, si bien la energía renovable y los edificios sostenibles siguen siendo las principales categorías de uso de productos, estamos viendo una nueva asignación de capital hacia proyectos de gestión sostenible del agua y la biodiversidad, lo que diversifica aún más las inversiones en bonos verdes.
Europa sigue siendo la fuerza dominante en el mercado mundial de bonos verdes, impulsada por grandes emisores europeos como la Unión Europea (UE), el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y KfW (Kreditanstalt für Wiederaufbau). Los nuevos participantes en el mundo empresarial y el aumento de las emisiones de efectivo prometen aumentar la diversidad del mercado, atrayendo así una mayor participación de los inversores y amplificando potencialmente la resiliencia del mercado.
Por último, el “greenium” –la prima que los inversores pagan por los bonos verdes frente a los bonos convencionales comparables– casi ha desaparecido a nivel mundial, lo que sugiere que los bonos verdes pueden integrarse aún más en las carteras tradicionales de renta fija.
El impacto de las nuevas regulaciones europeas en el desarrollo del mercado de bonos verdes en Europa
A pesar de la fuerte presión regulatoria para promover las finanzas sostenibles, persisten importantes desafíos prácticos. Iniciativas recientes, como el Estándar Europeo de Bonos Verdes (EU GBS) y las Directrices de Designación de Fondos de la ESMA, que incorporan criterios de exclusión de PAB sin excepción para los emisores de bonos verdes, plantean dudas sobre su capacidad para canalizar capital significativo hacia inversiones bajas en carbono. En particular, la financiación de la transición sigue siendo un área descuidada en muchas de estas nuevas regulaciones.
Los estándares regulatorios inconsistentes amenazan con fragmentar el mercado de bonos verdes, intensificando potencialmente la “fatiga ESG” y debilitando el interés de los inversores en financiar una economía baja en carbono. Implementar regulaciones consistentes e inclusivas será esencial para mantener el impulso de las finanzas sostenibles.
El enfoque de los bonos verdes en nuestra estrategia de inversión
Durante más de cinco años, hemos utilizado una metodología propia para evaluar rigurosamente los bonos verdes. Nuestro equipo ESG garantiza que cada bono cumpla con los estándares internacionales, tenga una opinión de segunda parte y demuestre un compromiso con una asignación transparente y un informe de impacto. Además, llevamos a cabo una evaluación cualitativa de la estrategia y los objetivos climáticos de cada emisor, observando inconsistencias entre los objetivos declarados y las prácticas financieras como posibles áreas de preocupación. Nuestro análisis se basa en tres principios fundamentales:
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La importancia relativa :
Este principio garantiza que los proyectos estén estrechamente vinculados con los principales riesgos y oportunidades del emisor y sean relevantes para su estrategia general. -
Intencionalidad:
Los emisores deben fijar objetivos ambientales ambiciosos y claramente definidos, con proyectos que cumplan con los estándares internacionales vigentes. -
Adicionalidad:
Los proyectos deben tener un impacto en el medio ambiente más allá de las operaciones estándar. Este principio evalúa factores como las proporciones de refinanciamiento, los períodos de devolución y los compromisos de gastos de capital.
Solo los bonos verdes que cumplen con nuestros criterios de evaluación interna se incluyen en nuestra lista de instrumentos validados, lo que garantiza que cumplen con los estándares internacionales y nuestro compromiso de lograr un impacto significativo.