Nevada, conocida por sus libertades inigualables, legalizó el cannabis recreativo en 2016. Desde entonces, su consumo por parte de los ciudadanos ha seguido aumentando. Las cifras son vertiginosas: 4,4 millones de kilos consumidos cada año gracias, entre otras cosas, a la reciente apertura de salas de consumo. Como resultado, la ciudad de Las Vegas se ha convertido en un destino popular para este turismo tan especial. Durante el Gran Premio, esta realidad se afirmó de forma espectacular. El piloto de Red Bull, Sergio Pérez, expresó su consternación por el fuerte olor a marihuana que impregna el circuito: “Está fuera de control, totalmente increíble y ya estoy cansado”, dijo a nuestros compañeros del medio ESPN.
El olor es tan intenso que molesta a los conductores durante sus vueltas. Algunos, como el joven piloto Franco Colapinto, incluso bromearon sobre las posibles consecuencias: “Si hacemos un control antidopaje ahora, todos saldremos positivos”, dijo a la prensa argentina. El chiste, sin embargo, reflejaba una realidad: el olor invadía la ciudad desde las calles hasta las gradas.
Una extraña experiencia en Las Vegas
Las Vegas, a menudo apodada Sin City o la ciudad del vicio, siempre ha cultivado una reputación de permisividad, y este Gran Premio no es una excepción. La ciudad combina feria de innovaciones, carreras de autos, entretenimiento y ahora una fuerte presencia de cannabis. Esta singularidad aporta un toque inesperado al evento, pero también podría plantear interrogantes sobre la salud, la experiencia de los espectadores y la concentración de los conductores.
Próximos debates sobre la Fórmula 1
Con pilotos como Pérez expresando su descontento, este tema podría estar en la agenda de discusiones entre la FIA y los organizadores. Sabiendo que la atmósfera de Las Vegas atrae multitudes, el olor persistente a marihuana podría convertirse en un problema. Queda por ver si la Fórmula 1 deberá tomar medidas para conciliar el espectáculo y el bienestar de los participantes.
Belgium