A sus 29 años, Paul Marcon carga con las esperanzas de la selección francesa de llevarse a casa el Bocuse d’or. Treinta años después de su padre Régis Marcon, es él quien ahora está detrás de los fogones para ganar el concurso culinario más prestigioso que tendrá lugar los días 26 y 27 de enero en Lyon.
Creada por el famoso chef Paul Bocuse conocido como “Monsieur Paul” en 1987, la distinción se compara con la Copa Mundial de Cocina.
“Tenemos un candidato que hará historia”, afirma el chef estrella Romuald Fassenet, mejor trabajador de Francia y propietario del restaurante Château Mont Joly en Sampans, cerca de Dole, en el Jura. Al frente del equipo de Francia para el Bocuse d’Or desde junio de 2023, el chef del Jura con cuello azul, blanco y rojo cree en su candidato que terminó quinto en la selección europea en Noruega el pasado mes de marzo.
“No quería arrepentirme de no haberme atrevido a ir por mi nombre”
“La competición me conviene porque tengo cocina de competición, que es bastante técnica”, comenta Paul Marcon. Al joven chef del Alto Loira “le encanta que las cosas estén muy estructuradas y precisas, y al mismo tiempo con pequeños toques de originalidad de lo que puedo encontrar en mi región”.
Paul Marcon trabaja en el restaurante familiar con estrella Michelin de Saint-Bonnet-le-Froid (Alto Loira), con su hermano mayor Jacques, también cocinero, y su padre Régis, chef de tres estrellas y galardonado con el Bocuse d ‘o en 1995.
“Esto me permitió conocer de cerca la competencia, porque él estuvo involucrado incluso mucho después de su victoria”, admite Paul, que sin embargo quiere estar tranquilo. “Es algo especial, pero ciertamente no es una presión”. Y hoy, después de Régis, le toca el turno a Paul: “Especialmente necesitaba intentarlo por mí mismo. No quería arrepentirme de no haberme atrevido a ir allí por mi nombre”.
“Todo está medido con precisión al segundo”
Con la ayuda de su secretaria Camille Pigot, Paul Marcon dispone ahora de dos meses para entrenar antes de la gran fecha límite. El dúo se dedica por completo a la competición.
“Trabajamos seis días a la semana en Écully, en el centro de entrenamiento de la selección francesa”, explica la joven de 22 años. Durante el gran final, dispondrán de 5,5 horas, y ni un minuto más, para crear dos propuestas culinarias sobre una temática determinada. “No hay improvisación, todo está medido al segundo”, confiesa la mano derecha de Paul Marcon.
“Da el espectáculo más hermoso posible. Y hacer que todos se sientan orgullosos”
El chef, que comparte su nombre con Bocuse, sabe que debe destacar en algo más que en el sabor de sus preparaciones. “Por supuesto que tiene que ser bueno”, observa el Haut Ligérien, “pero los 24 países en la final seguramente harán cosas buenas cuando lleguemos a ese punto. El lado artístico y visual importa mucho. Tenemos que hacer cosas muy limpias como pequeñas joyas”.
Y hazlo de la manera correcta. Los días 26 y 27 de enero, además del jurado, serán observados por el público. “También es un espectáculo y trabajamos para dar el espectáculo más bonito posible. Y hacer que todos se sientan orgullosos”, confiesa el joven Marcon. Todos, y quizás uno en particular… a triunfar.
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