Personal médico está trabajando en Catarroja, en la provincia de Valencia en España.Piedra clave
Los españoles afectados por las inundaciones en el sureste del país denuncian su hartazgo y caótica gestión de la catástrofe por parte de las autoridades, un mes después de la tragedia que dejó más de 230 muertos.
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“Nada avanza”: un mes después de las trágicas inundaciones que dejaron 230 muertos y miles de millones de euros en daños en el sureste de España, el cansancio y el cansancio abruman a las víctimas, que siguen trabajando duro para volver a la normalidad.
Catarroja, al sur de Valencia, todavía muestra las cicatrices del desastre. Decenas de vehículos se amontonan a la entrada de la ciudad en improvisados cementerios de restos de naufragios.
“Estamos cansados, agradecemos a los voluntarios, pero estamos muy cansados porque nada avanza. A veces tenemos luz, a veces no… Algunos días, a la hora de comer, te quedas sin luz y te dices ‘ahora ¿qué comemos?’ (…) No nos gusta esta situación, esperamos que pase pronto”
Amparo Peris, 35 años.
“Aún queda mucho trabajo”
El viernes por la tarde, un mes después de la catástrofe provocada por las lluvias torrenciales, se celebrarán manifestaciones en varios de los municipios afectados, a instancias de organizaciones, sindicatos y asociaciones locales.
Estas manifestaciones podrían adoptar varias formas, y algunas incluso mencionan acciones simbólicas a las 20.11 horas precisamente, hora en la que las autoridades de la Comunidad Valenciana, con diferencia la más afectada con 222 víctimas, acabaron emitiendo una alerta en los móviles. a la población para informarles del peligro, más de doce horas después de la alerta de la Agencia Meteorológica Nacional.
La caótica gestión de la catástrofe es el principal reclamo de las víctimas, algunas de las cuales dicen sentirse todavía “abandonadas”.
“Aún queda mucho trabajo por hacer, hay cientos de garajes y sótanos inundados, edificios dañados, negocios cerrados, carreteras cortadas, pueblos enteros que aún no han vuelto a la vida normal», admitió el presidente del Gobierno socialista, Pedro Sánchez, ante los diputados el miércoles.
El jueves, su ministro de Economía, Carlos Cuerpo, enumeró los daños causados por las inundaciones a partir de datos de seguros: 69.000 viviendas, 125.000 vehículos y 12.500 comercios resultaron afectados.
“El daño podría costarle al país hasta 0,2 puntos de crecimiento en el cuarto trimestre”
El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá
Sin embargo, poco a poco la situación va mejorando en las localidades afectadas, donde se han despejado las carreteras principales.
Pero aunque una fina capa de polvo rojizo ha sustituido al barro que lo cubría todo tras la tragedia, el regreso a la normalidad aún no es seguro para muchos residentes.
Barro hasta las rodillas
En el sótano de Lourdes Real, “el barro llega hasta los tobillos en el primer nivel, y hasta por encima de la rodilla en el segundo”, subraya esta peluquera de Catarroja, de 46 años, que todavía no ha vuelto a su trabajo. . “Perdimos dos autos, la moto, seis cajas de ropa (…) fotografías y efectos personales, que no voy a recuperar”, lamenta la madre:
“Limpio el jardín y al menos el jardín se ve un poco limpio: aunque no dure mucho, nos hace bien que huela un poquito bien”
En total, el gobierno ha prometido 16.600 millones de euros en ayudas y préstamos, y miles de soldados, bomberos y policías están desplegados en operaciones de limpieza y reconstrucción, sin conseguir silenciar completamente las críticas dirigidas a los políticos desde la tragedia.
Una señal de que el descontento sigue siendo fuerte es que el sábado tendrá lugar una nueva manifestación en Valencia, la capital regional, donde unas 130.000 personas ya habían marchado a principios de mes para exigir la dimisión de Carlos Mazón y denunciar la gestión considerada caótica de alivio por parte del gobierno de Sánchez. (ats/afp)