Durante siglos, el macizo de la Rhune ha trascendido fronteras, conectando a los habitantes de los Pirineos Atlánticos y Navarra. Encaramado a 905 metros de altitud, este sitio emblemático del País Vasco constituye una joya natural y patrimonial. Pero su creciente atractivo está poniendo a prueba su frágil equilibrio.
La gestión de los flujos turísticos, el mantenimiento del pastoreo, la protección de la biodiversidad y la gestión de la infraestructura de las cumbres se encuentran entre los muchos desafíos que comparten los municipios de Sare, Ascain, Urrugne y Bera. Frente a estos desafíos, la necesidad de una gobernanza transfronteriza es esencial. Es en este contexto que surgió el proyecto La Rhun-E, liderado por una coalición de actores locales y apoyado por Europa.
Europa a la cabeza
La Unión Europea desempeña un papel clave en este proyecto. Gracias al programa Interreg VI A España-Francia-Andorra (Poctefa 2021-2027), financia el 65% de los 3 millones de euros movilizados. El objetivo de este programa es fortalecer la cohesión económica y social entre territorios fronterizos fomentando iniciativas comunes.
Jean-Jacques Lasserre, presidente de Pirineos Atlánticos, y José Mari Aierdi, consejero delegado para el desarrollo rural y el medio ambiente de Navarra, presentaron el proyecto el 28 de octubre desde Sare. Subrayaron la importancia de esta cooperación que va más allá de las fronteras administrativas para responder a cuestiones medioambientales y patrimoniales compartidas.
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