En un vigorizante libro, “Race on the Couch”, el psicoanalista y profesor universitario Thamy Ayouch analiza los efectos nocivos de las relaciones sociales inducidos por la cuestión racial. Se explica en 3 preguntas.
Outremer La 1ʳᵉ: la raza no existe ni desde el punto de vista biológico ni desde el punto de vista cultural. Pero para ti existe como una relación social. ¿Cómo define esta relación?
Thamy Ayouch : En la tradición de las relaciones sociales, la raza no pertenece ni a una persona ni a un grupo de personas. No es un conjunto de criterios que poseería alguien o un grupo de personas. La raza no es biológica ni cultural, sino relacional: es una relación de jerarquía con posiciones de dominados y dominantes. Es muy importante enfatizar esta dimensión, porque es la relación la que crea las categorías. Las categorías no existen antes de la relación.
La tradición del feminismo materialista de los años 1970 dice que las categorías de hombres y mujeres no preexisten al sistema del patriarcado. Del mismo modo, las categorías de cuerpo racializado/cuerpo blanco no preexisten a un sistema, el sistema racista, que establece estas jerarquías y estas desigualdades con objetivos materiales muy específicos. Esto es lo que crea cuerpos racializados (racializados o blancos). Insisto, no es la diferencia la que crea racismo. Es el racismo el que establece diferencias que jerarquizan a los sujetos.
¿Es esto lo que lleva hoy a lo que usted describe como racismo sistémico?
Thamy Ayouch : Me refiero al racismo institucional y al racismo sistémico y estructural invisibilizado. El racismo no es sólo el acto intencional de un individuo, un grupo o un partido político. El racismo institucional es la idea de que no todos estamos en el mismo barco en nuestras relaciones con las instituciones, en el acceso a la educación, el empleo, la vivienda, la salud, las valoraciones materiales y simbólicas. Y esto es parte de algo estructural. Ciertos grupos de la población, por su diferencia étnico-racial, religiosa y cultural, estarán, de manera transgeneracional, sujetos a disposiciones que, sin estar dirigidas directamente a ellos, afectan sus vidas y su acceso a prerrogativas materiales y simbólicas. El racismo sistémico es un proceso que ocurre con mayor frecuencia sin el conocimiento de los individuos: no significa la persecución intencional de personas racializadas, víctimas, por parte de personas blancas y maliciosas. Ésta es la forma impersonal en que la raza socava la igualdad de oportunidades.
¿Es así como cuestionamos el carácter francés de los descendientes de inmigrantes o de los Ultramarines?
Thamy Ayouch : Los análisis de Pap N’diaye recuerdan cómo los franceses negros son visibles en su diferencia de cuerpos racializados, y por eso sospechosos en su afrancesamiento, pero también invisibles por este mito de lo universal: Francia rechaza las estadísticas raciales. Se niega a tener en cuenta el color con el pretexto de que sería racista. Éste es un razonamiento pernicioso. Dejar de hablar de raza no elimina el racismo. Este es un pensamiento mágico. Este es una vez más un punto de vista privilegiado, que silencia el punto de vista de las personas racializadas. Por supuesto, en Francia existe una tradición de luchar contra el racismo, pero hoy consiste en hablar en nombre de los demás. “No toques a mi amigo”, decimos con razón: pero cuando el amigo oye hablar, le decimos: “no estás hablando desde una posición universalista, sino identitaria, comunitaria”.
Outremer El 1: Frantz Fanon refutó la noción de un inconsciente colectivo que los blancos tienen sobre los negros. La reemplaza por la noción de representaciones. ¿Por qué es importante la distinción?
Thamy Ayouch : Es importante porque pone las cosas en la historia. Hablar del inconsciente colectivo es una visión muy metafísica de las cosas. Como si existiera una psiquis colectiva que sería igual en todas partes, donde lo negro sería necesariamente sinónimo de devaluación, malo, demonizado; y pureza blanca. Sin embargo, esto es parte de la historia de la esclavitud y la colonización. Por eso hablo de representaciones colectivas que se transmiten de generación en generación. Y psicoanalíticamente también es importante. Hablar de representaciones nos recuerda que se trata de códigos sociales hegemónicos, históricamente situados y por tanto susceptibles de cambio, que sirven para constituir el inconsciente de cada sujeto.