¿Cómo se ve, un Retrato del artista tras su muerte. ? Un ejercicio virtuoso que siembra dudas, cultiva la confusión y observa, con fingida serenidad, cómo florecen las incertidumbres del público. Escrita y dirigida por Davide Carnevali, italiano nacido en 1981, esta obra demoníaca recuerda, en el Théâtre de la Bastille, en París, hasta qué punto la dramaturgia contemporánea necesita autores vivos para regenerarse.
Retrato del artista tras su muerte. Es una pepita pensada con inteligencia, desarrollada con sutileza y jugada con delicadeza. Si este texto tan intrigante revitaliza la escritura es porque no está escrito en piedra. El autor lo adapta a la nacionalidad de quien lo encarna. En este caso, es un actor nacido en Argentina, Marcial Di Fonzo Bo, quien despliega las líneas de fuga de una fábula construida sobre incrustaciones sucesivas según un principio querido por Pirandello: la puesta en abismo.
Solo en un escenario donde trabajan dos técnicos, el actor se presenta durante un breve monólogo (improvisado, explica). Cómo se llama, dónde nació, en qué año. Cómo recibió un día una carta dirigida a Mar-z-ial Di Fonzo Bo (el error tipográfico es significativo) para informarle que acababa de heredar un departamento en Buenos Aires. Finalmente, cómo este acontecimiento, contado a Davide Carnevali, con quien se encontró por casualidad, despertaría en el autor el deseo de escribir, a medida, una pieza para el intérprete. Ella se inspirará en este misterioso apartamento.
Apartamento poblado de fantasmas
Este apartamento, aquí está. Él está allí en el set, exhibido en un escenario. Un interior normal y corriente con sillón, cocina, escritorio y paredes de madera. Un lugar desierto, pero que no seguirá siéndolo, ya que la narración lo poblará de fantasmas: los de los protagonistas que supuestamente vivieron allí y cuya vida cotidiana, imaginada por el actor, aporta agua al molino de una dramaturgia exponencial. .
Di Fonzo Bo lo explica: él y Carnevali alquilan un Airbnb sin alma en Buenos Aires. Al enfermarse Carnevali, debe liderar solo una investigación cuyas ramificaciones abarcan desde la Argentina bajo la dictadura hasta la caza de judíos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Esta investigación es proteica: policial, topográfica, histórica, psiquiátrica y sobre todo teórica, en el sentido de que su objetivo (apenas oculto) es explorar las posibilidades de la ficción. ¿Hasta dónde puede llegar una creación literaria para descarrilar la realidad y nuestra percepción de ella?
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