EDITAR del 21/11 a las 19:10: publicamos este artículo al mediodía, basado en información que informa sobre el disparo de un misil intercontinental en territorio ucraniano. Según Estados Unidos, se trataba en última instancia de un misil “experimental de alcance medio”. El presidente ruso, Vladimir Putin, habló por la tarde sobre un nuevo misil balístico hipersónico de medio alcance, llamado “Orechnik”. “Hoy no hay forma de contrarrestar esas armas”, dijo en un discurso televisado.
Esta es la primera vez desde el inicio del conflicto. Rusia disparó este jueves por la mañana un misil intercontinental (ICBM) hacia la planta de fabricación de satélites Pivdenmach, situada en Dnipro, en el centro-este de Ucrania, según informó la Fuerza Aérea de Ucrania. Por el momento, hay silencio por parte rusa, pero esta información -si se confirma- ya preocupa a la Unión Europea (UE), para la que esto “marcaría una clara escalada”. Francia, por su parte, habla de un hecho “extremadamente grave”, cuando el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, cree que su “vecino loco” está utilizando “Ucrania como campo de pruebas”.
Algunos vídeos no autenticados que circulan en las redes sociales muestran lo que parece ser la caída de varias ojivas contenidas en el misil.
Más precisamente, se trataría de un misil RS-26 Rubezh, con un alcance de aproximadamente 5.800 km en vacío. Una vez cargado, la distancia se reduciría a unos 2.500 kilómetros, según el consultor internacional de riesgos Stéphane Audrand. Este misil habría sido disparado “desde la región rusa de Astracán”, situada en la frontera con Kazajistán, según la Fuerza Aérea de Ucrania. “Está muy lejos del frente, se trata de misiles que pueden lanzarse desde mucho más lejos que los misiles convencionales”, explica Stéphane Audrand. Por lo tanto, interceptarlos durante su “fase de ascenso” es imposible y destruirlos en vuelo es extremadamente complejo.
Varias ojivas nucleares por misil
Si el uso de estos misiles intercontinentales es preocupante es porque inicialmente están diseñados para contener cabezas nucleares (cuatro o más, según el modelo), y esto se produce dos días después de la ampliación de las armas nucleares de posible recurso decretada por El presidente ruso Vladimir Putin. En concreto, cada misil de este tipo contiene varias ojivas. Cada uno de ellos apunta a “la misma zona”, pero pueden tener una “trayectoria independiente” y, por tanto, un poco diferente, especifica Stéphane Audrand. Con una potencia nuclear por cabeza nuclear diez veces mayor que la bomba lanzada sobre Hiroshima (Japón) en 1945. El RS-26 sospechoso de haber sido disparado este jueves por la mañana por Rusia no contenía a priori una carga nuclear.
“Este es uno de los vectores comunes de las armas nucleares estratégicas y de la disuasión nuclear”, asegura Stéphane Audrand. Según él, el uso de tales misiles, incluso vacíos, constituye una de las “mayores señales estratégicas (las etapas previas al uso real de armas nucleares) » desde el inicio del conflicto. “Hasta entonces, todo quedó muy declarativo”, analiza.
Con ello, Rusia pretende demostrar que está “poniendo en alerta sus fuerzas nucleares”, en particular en respuesta al uso de misiles ATACMS de largo alcance por parte de Ucrania en su territorio y al que Moscú había prometido una respuesta “en consecuencia”. . “Quieren que se les tome en serio”, resume Stéphane Audrand. Un ataque que se produce además poco después del 1.000 día de guerra y de la elección de Donald Trump en Estados Unidos, lo que genera incertidumbre sobre la ayuda estadounidense a Ucrania.
¿Deberíamos entonces considerarlos como los primeros pasos hacia una guerra nuclear? No, responde el ex oficial Guillaume Ancel. “Si Putin utiliza un arma nuclear contra Ucrania, otros países y la OTAN se verán obligados a responder. China se opone y no lo apoyaría. Por lo tanto, Rusia estaría muy aislada”, quiere creer. “Y si la OTAN entrara en juego en Ucrania, el ejército ruso perdería. Sería el fin de la guerra”, añade. La misma respuesta para Stéphane Audrand, según el cual el presidente ruso busca más bien “dar sustancia a sus amenazas”.