¿Qué pasa si el problema no se limita al colesterol? En resumen, ¿qué pasaría si en el torrente sanguíneo se combinaran diferentes corrientes de ácidos grasos desencadenando distintas patologías crónicas o agudas?
Ahora se sabe que el exceso de colesterol forma placas que obstruyen las arterias (ateroma) que pueden provocar accidentes cerebrovasculares, enfermedades arteriales, ataques cardíacos, etc. Esta nueva investigación descifra cómo otra clase de lípidos, los esfingolípidos, también contribuye a las placas arteriales y a las enfermedades cardiovasculares ateroscleróticas. .
Otra “fuente” de enfermedades cardiovasculares además del colesterol
el estudio El estudio longitudinal se lleva a cabo en ratones alimentados con una dieta rica en grasas, sin adición adicional de colesterol, y sigue la circulación de estos flujos de grasa en el cuerpo de los modelos. El análisis revela que:
- la progresión de la enfermedad cardiovascular aterosclerótica inducida por un alto contenido de grasas trans es promovida por ciertas grasas trans en las ceramidas y por otros esfingolípidos;
- El descubrimiento de que los esfingolípidos promueven la formación de placas ateroscleróticas revela otra “fuente” de enfermedades cardiovasculares además del colesterol.
¿Qué procesos? Cuando las grasas dietéticas ingresan al cuerpo a través de los alimentos que comemos, deben clasificarse y transformarse en compuestos llamados lípidos, como triglicéridos, fosfolípidos, colesterol o esfingolípidos. Las lipoproteínas, como las famosas HDL (lipoproteínas de alta densidad o “colesterol bueno”), LDL (lipoproteínas de baja densidad o “colesterol malo”) y VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad o lipoproteínas de muy baja densidad), se utilizan para. transportar estos lípidos en la sangre.
Esfingolípidos se han convertido en biomarcadores útiles para enfermedades como la enfermedad cardiovascular aterosclerótica, la enfermedad del hígado graso no alcohólico, la obesidad, la diabetes, la neuropatía periférica y la neurodegeneración. Sin embargo, no está claro cómo la incorporación de diferentes grasas dietéticas a los esfingolípidos conduce al desarrollo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica.
El destino de la grasa dietética suele estar determinado por la proteína que los metaboliza. Por tanto, el equipo exploró el “paisaje metabólico” que permite la producción de esfingolípidos:
- una proteína, SPTactúa como válvula para regular la síntesis de esfingolípidos a partir de moléculas de grasa y aminoácidos, como la serina;
- las grasas trans se incorporan a los esfingolípidos mediante SPT;
- esto promueve la secreción excesiva de lipoproteínas en la circulación sanguínea, lo que luego promueve el desarrollo de enfermedades cardiovasculares ateroscleróticas;
- la incorporación de grasas trans a través de la proteína SPT aumenta aún más la secreción de lipoproteínas por el hígado, lo que acelera la formación de placas ateroscleróticas;
- Por tanto, el metabolismo de los esfingolípidos es un factor clave en la progresión de las enfermedades cardiovasculares inducidas por grasas dietéticas específicas.
Al identificar progresivamente las diferentes moléculas que circulan por nuestro organismo y que intervienen en la progresión de la aterosclerosis, es posible ampliar las opciones de tratamiento.
Una ruta terapéutica completamente nueva Por lo tanto, debemos comenzar con este estudio: el autor principal, Dr. Christian Metallo, profesor de metabolismo en Salk, especifica aquí: “Las grasas constituyen una parte importante de nuestra dieta y se sabe que el consumo de grasas trans promueve las enfermedades cardiovasculares. Se han realizado muchos estudios sobre cómo las grasas trans promueven el riesgo cardiovascular, pero siempre todo vuelve al colesterol. Viendo la cuestión desde otro ángulo, sin considerar el colesterol como un factor, identificamos una enzima (SPT) y una vía vinculada a las enfermedades cardiovasculares que podemos añadir a nuestros objetivos terapéuticos..
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