¿El principal defecto de los católicos? Están convencidos de que no tienen suficiente carisma, afirmó el Papa Francisco durante la audiencia general del 20 de noviembre.
“Los laicos tienen sus propios carismas y dones con los que contribuyen a la misión de la Iglesia”. En la Plaza de San Pedro, este miércoles 20 de noviembre, el Papa Francisco presidió su habitual audiencia general, continuando su ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo. Esta vez habló de la riqueza que aporta el papel de los laicos dentro de la Iglesia.
Francisco habló del “carisma”, que definió como un don dado a una persona o “a unos pocos en particular”, pero que está orientado “al bien común, […] sirviendo a la comunidad.” El Papa Francisco quiso aclarar un malentendido de que muchos cristianos piensan que no tienen uno, o que no es para ellos.
Es en lo ordinario donde se vive lo extraordinario.
Los carismas son “una maravillosa riqueza de gracia para la vitalidad apostólica y para la santidad de todo el Cuerpo de Cristo; siempre que sean dones que procedan verdaderamente del Espíritu Santo y se ejerzan de manera plenamente conforme a los auténticos impulsos de este mismo Espíritu, es decir, según la caridad, la verdadera medida de los carismas”, así describe el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC n°800).
Y el Papa Francisco aclara que no son “dones y habilidades espectaculares y extraordinarias” sino “dones ordinarios que adquieren un valor extraordinario”. […] cuando se encarnan con amor en las situaciones de la vida”. El Papa Francisco luego quiso tranquilizar: “Cada uno de nosotros tiene su propio carisma”. El Papa Francisco también invitó a los fieles a no compararse: “No se trata de sentir tristeza y desilusión en frente a los carismas de los demás, porque en la Iglesia todos los carismas, y no sólo algunos, son ‘míos’. “La caridad hace que el carisma de uno sea el carisma de todos”, afirmó.