EL precios de energía regulados son adoptados hoy por la mayoría de los hogares franceses (el 59% exactamente y el 35% por las empresas, en su mayoría pequeñas empresas) para protegerse de las fluctuaciones de los precios del mercado mayorista. El objetivo es evitar variaciones demasiado grandes en caso de una crisis como la del estallido de la guerra en Ucrania en febrero de 2022.
Una pequeña bomba política para el gobierno se encuentra pues ante una pequeña bomba política y tendrá que decidir porque la Comisión Reguladora de Energía recomienda mantener el sistema durante cinco años. Una batalla entre dos policías, el de la Competencia y el de la energía, con el Estado en el medio.
La cuestión de la competencia
La Autoridad de Competencia quiere poner fin a este sistema, precisamente para respetar la competencia entre los operadores energéticos y para garantizar la legibilidad de los precios. Esto es lo que ella recomienda, el martes 19 de noviembre. Hoy en día, los hogares tienen la libertad de elegir entre una multitud de proveedores alternativos como Eni, Vatenfall o TotalEnergies. Sin embargo, estos proveedores creen que el sistema de precios regulados provoca una especie de inmovilidad entre los clientes, mientras que los precios de la electricidad han vuelto a bajar en el mercado mayorista. Hoy en día, tal como se calculan los precios regulados, parecen más altos que los del mercado libre. Por este motivo, la Autoridad de Competencia quiere poner fin a esto, en nombre de la equidad, para operadores y clientes.
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**Pero ¿qué pasaría entonces si hubiera una nueva crisis energética y los precios comenzaran a dispararse nuevamente? La Autoridad de Competencia lo habría previsto todo, ya que recomienda al Estado preparar la supresión de los precios regulados sin renunciar a los objetivos de política pública de garantizar la seguridad del suministro, precios justos y transparencia de la información al consumidor. De este modo se podrían designar uno o más proveedores de último recurso y crear un índice de referencia para informar al consumidor de las variaciones de precios.
A partir de estas recomendaciones divergentes de la Autoridad Reguladora de la Energía y de la Autoridad de Competencia, Matignon redactará un informe para la Comisión Europea, que está pilotando el expediente a distancia. Pero dado el riesgo político que implicaría una eliminación de los aranceles proteccionistas, frente a una opinión pública ya acalorada por cuestiones de poder adquisitivo, es una apuesta segura que Europa optará por el status quo.
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