Toma de rehenes en Issy-les-Moulineaux, cerca de París

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Toma de rehenes en Issy-les-Moulineaux, cerca de París
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El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dijo que quería “hacer todo lo posible” para lograr el fin de la guerra en su país en 2025, por “medios diplomáticos”. La reciente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses ha reavivado el debate sobre las negociaciones.

En una entrevista difundida el sábado, Volodymyr Zelensky habló también de una situación “realmente complicada” en el frente oriental, donde el ejército ruso avanza rápidamente contra tropas ucranianas cada vez menos armadas.

“Debemos hacer todo lo posible para que esta guerra termine el año que viene. Debemos ponerle fin por medios diplomáticos”, dijo en una entrevista con la radio ucraniana.

Estimó que su homólogo ruso, Vladimir Putin, buscaba romper su “aislamiento político” hablando con los dirigentes, pero “Putin no quiere la paz en absoluto”, afirmó.

Posiciones opuestas

El debate sobre posibles negociaciones de paz, dejado de lado durante mucho tiempo por Volodymyr Zelensky, se ha intensificado en las últimas semanas en un contexto de rápidos avances rusos en el Donbass (este) y de dilaciones occidentales en la ayuda militar que se proporcionará a Kiev.

Sin embargo, las posiciones rusa y ucraniana son opuestas. Kiev excluye la transferencia de territorios ocupados por el ejército ruso, mientras que Moscú la pone como condición.

Preguntado sobre las condiciones necesarias para la apertura de negociaciones, Volodymyr Zelensky estimó que esto sólo será posible si “Ucrania no está sola con Rusia” y si es “fuerte”, en un fuerte llamamiento a sus socios occidentales.

“Si sólo hablamos con Putin, sólo con un asesino, y nos encontramos en las condiciones actuales, sin el refuerzo de algunos elementos importantes, creo que Ucrania sale perdiendo en estas negociaciones”, afirmó Volodymyr Zelensky.

Según él, esto no conduciría a “un final justo” de la guerra, desencadenada hace casi tres años por la invasión rusa de febrero de 2022.

El G7 reafirma su apoyo

Los países del G7 estimaron el sábado que Rusia sigue siendo “el único obstáculo para una paz justa y duradera”. “Seguimos unidos junto a Ucrania”, aseguraron en un comunicado difundido por Italia, que preside el G7 este año.

Pero Kiev teme perder el apoyo de Estados Unidos, esencial para su ejército, tras la victoria del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre.

Este último criticó a menudo la ayuda proporcionada por su país y aseguró que podría resolver el conflicto en “24 horas”, sin detallar nunca su método.

Volodymyr Zelensky teme verse obligado a entablar negociaciones desfavorables para Ucrania. El viernes, el líder estimó que la guerra terminaría “antes” bajo la presidencia del republicano, al tiempo que elogió sus contactos con él, durante una entrevista con el medio ucraniano Suspilne.

“La caja de Pandora”

Kiev también se mostró molesta el viernes por una conversación telefónica entre el canciller alemán Olaf Scholz y Vladimir Putin, el primer encuentro en casi dos años entre ambos líderes. Hablar con Vladimir Putin “abre la caja de Pandora”, criticó Volodymyr Zelensky.

Olaf Scholz pidió a Rusia que muestre su “disposición a iniciar negociaciones con Ucrania con vistas a una paz justa y duradera”, según el Gobierno alemán. Vladimir Putin aprovechó la ocasión para recordar a Olaf Scholz que un acuerdo de paz con Ucrania debería tener en cuenta “nuevas realidades territoriales”, según el Kremlin.

Rusia repite periódicamente que está abierta a negociaciones de paz, pero con “concesiones” de Kiev: la cesión de los territorios ucranianos que Moscú anexó en 2022 sin controlarlos plenamente.

Avances rusos

El ejército ruso avanza contra las tropas ucranianas porque el reabastecimiento de armas y de nuevos reclutas es “lento”, explicó el presidente ucraniano, subrayando las grandes pérdidas humanas de Moscú.

El Ministerio de Defensa ruso también reivindicó el sábado la captura de dos nuevas aldeas en la región de Donetsk.

El ejército ucraniano lanzó en agosto un gran ataque contra la región fronteriza rusa de Kursk, apoderándose de varios cientos de kilómetros cuadrados, un argumento que Kiev había dicho que quería utilizar, en última instancia, para presionar a Moscú durante posibles conversaciones. Pero Rusia contraatacó en septiembre y las fuerzas ucranianas se vieron obligadas a retirarse.

Este artículo fue publicado automáticamente. Fuentes: ats/afp

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