Experimentar con un fondeadero para embarcaciones más ecológico y al mismo tiempo ofrecer a la fauna y la flora un espacio acogedor para animarlas a recolonizar una zona que han abandonado. Éste es el reto de este proyecto de fondeo, que quedará sumergido en las próximas semanas a unos cientos de metros del Sea Lion, en la bahía de Saint-Raphaël. Un amarre ecológico que sustituirá al que utiliza diariamente la escuela nacional de buceadores de Fréjus y Saint-Raphaël.
“Con nuestros equipos de buceadores, cada semana durante al menos un año, nos esforzaremos en tomar fotografías y videos para mostrar cuán rápido puede tener lugar la recolonización de la fauna y la flora en y alrededor de este amarre. Espero que una vez que termine este año, Una vez que hayamos podido demostrar el interés ecológico de esta invención, podremos sustituir las instalaciones de fondeo salvaje por otras que contribuyan a los fondos de repoblación. Marineros Es, de momento, un primer paso hacia un proyecto que aún requiere reflexión y consulta. explica Jérôme Vincent, director de la escuela.
Todos los barcos deben anclar, “Hay dos soluciones, o fondeamos y destruimos los fondos porque el ancla y la cadena los alteran. O instalamos un amarre, y el de hoy tiene la ventaja de ser ecológico. Este fondeadero se encuentra a unos 400 metros aproximadamente del León Marino para que no tener coactividad con los clubes de buceo. Este amarre se encuentra sumergido sobre un fondo arenoso y fangoso, sin vida. El fondeadero actual será sustituido por este cuerpo -muerto. ecológico Si se hubiera colocado en un lugar ya colonizado, se habría pensado que se trataría simplemente de un movimiento de población. Allí se realizaría una verdadera recolonización. Realizaremos unos cincuenta seguimientos a lo largo de un año. centrándose en observar qué especies se asentarán allí” añade Jérôme Vincent.
Amarre y guardería
Un trabajo que surge de la mente de Bernard Aldeguer, director del concepto Biomarine, y cuya producción se confió al taller de Flassans del grupo Bonifay. “Este nuevo anclaje consta de una parte inferior que es la parte de peso, bajo la cual una forma cóncava sirve para provocar el efecto de succión del fondo del mar sobre la arena y le da un agarre adicional. Simultáneamente se echa una parte central, y se luego se apilan con arandelas de aspecto tosco, entre las cuales se utiliza un espacio para albergar a los peces que también sufren la crisis de vivienda. ¡Entre las arandelas se han colocado ladrillos para permitir que nazcan los peces más pequeños! ¡Refugiaos, porque tanto en el mar como en la tierra, los grandes se comen a los pequeños!” explica Bernard Aldeguer.
Un amarre de 6,1 toneladas, que quedará sumergido a una profundidad de 34 metros, y creado para acoger dos embarcaciones de unos quince metros, amarradas de dos en dos. Un dispositivo que garantiza hasta 33 nudos mínimo. La culminación de dos años de trabajo, no exento de dificultades.
“Tenía que encontrar un fabricante dispuesto a jugar y empezar conmigo. Y un anclaje ecológico no era muy motivador para un gran número de empresas. Tenía el método y estaba seguro del éxito del proyecto, pero Tuve muchos problemas para encontrar un fabricante” explica el responsable de Biomarine concept, encantado con el paso dado hoy.