Jornada contra la pesca ilegal: una gran amenaza para los ecosistemas marinos

Jornada contra la pesca ilegal: una gran amenaza para los ecosistemas marinos
Jornada contra la pesca ilegal: una gran amenaza para los ecosistemas marinos
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La pesca ilegal es una de las principales amenazas a nuestros ecosistemas marinos. Sin embargo, esta práctica, que va más allá de cualquier marco regulatorio, representa actualmente más de una cuarta parte (28%) de las capturas mundiales, según la asociación ecologista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Un tema importante en términos ecológicos y económicos que llevó a la ONU a declarar el 5 de junio el Día Internacional de Lucha contra la Pesca Ilegal.

También llamada pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), esta práctica contribuye a la sobreexplotación de nuestros océanos, constituye competencia desleal y en ocasiones conduce a condiciones laborales que se asemejan a la esclavitud moderna. La Unión Europea, que se había fijado el objetivo de erradicar esta práctica en 2020, no logró este objetivo.

► Fauna marina deteriorada

Practicada principalmente en alta mar o en zonas costeras mal reguladas, la pesca ilegal promueve el deterioro de la biodiversidad marina, ya que no está sujeta a ninguna restricción de captura. Por extensión, obstaculiza los esfuerzos por gestionar las poblaciones de peces. Sin embargo, casi el 93% de las poblaciones de peces ya están plenamente explotadas (57,3%) o sobreexplotadas (34,4%), estima la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Las técnicas utilizadas, como la pesca con veneno o explosivos, también amenazan directamente a la fauna marina, incluidos los hábitats marinos.

► Pescadores legales sancionados

Según el WWF, la pesca ilegal priva a la economía mundial de 8 a 19 mil millones de euros al año. Esto se practica en detrimento de las comunidades locales, por un lado, y de los pescadores legales, por el otro, sujeto a normas nacionales e internacionales.

A diferencia de los pescadores tradicionales, los buques ilegales, por ejemplo, no pagan impuestos sobre los aparejos marítimos, ni tasas de desembarco, ni los derechos de licencia normalmente exigidos.

► Condiciones de trabajo degradadas

Además de estos impactos ecológicos y económicos, la pesca ilegal es “a menudo vinculado a condiciones de trabajo indecentes y abusivas y a la práctica de la esclavitud”señala la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

La interceptación de un barco con bandera de Malasia por la ONG Sea Shepherd en 2018 fue un ejemplo evidente. Los 14 pescadores a bordo revelaron la “condiciones de vida y de trabajo inhumanas” en el que fueron retenidos por su capitán, quien los amenazó con armas de fuego para aumentar su productividad.

Ante los múltiples peligros de la pesca ilegal, la Unión Europea, el principal importador mundial de productos del mar, aplica regulaciones contra la pesca ilegal desde 2010. Esto incluye, en particular, un sistema de certificación de las capturas destinadas a los consumidores europeos.

En doce años, ocho Estados han recibido una tarjeta roja de la Comisión y han sido incluidos en una lista negra: Belice, Camboya, Comoras, Guinea, Sri Lanka, San Vicente y las Granadinas, Camerún y Trinidad y Tobago.

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