Este 17 de noviembre se cumple el aniversario del nacimiento del movimiento Chalecos Amarillos. Y tal como están las cosas, no se puede descartar un retorno a la movilización, advierte un ex miembro de RMC.
Un regreso que no se puede descartar. Como cada año desde hace seis años, las autoridades observan atentamente la fecha del 17 de noviembre, día que marca el nacimiento del movimiento de los chalecos amarillos.
Además, en las redes sociales se multiplican las publicaciones que llaman a la movilización. Circulan listas de rotondas en las que están previstas actuaciones incluso sin que se pueda saber quién está en el origen. Estas convocatorias intentan aferrarse a la creciente ira de los agricultores, ya que la FNSEA y los Jóvenes Agricultores ya habían previsto “una reanudación de las acciones” a partir de este viernes.
En BFMTV, Jérôme Fourquet, director del departamento de Opinión y Estrategias del IFOP, asegura que “existen los ingredientes” pero que aún falta un “detonante” que haga “arder en llamas” este movimiento social.
Al mismo tiempo, Emmanuel Macron está batiendo récords de impopularidad. Según una encuesta de Ifop, sólo el 25% de los encuestados le dan su apoyo. Inaudito desde diciembre de 2018, en plena crisis de los chalecos amarillos.
en el set deEstelle MidiAnne Sophie Simpere cree que “todos los ingredientes están ahí”, con la cuestión del poder adquisitivo y, desde la disolución, “la impresión de que gobiernan los perdedores de las elecciones”.
“Las organizaciones sindicales no supieron encarnar el enfado”
En 2018, fue el precio de la gasolina lo que generó ira: “Nadie vio venir la magnitud del movimiento de los chalecos amarillos”, recuerda Benjamin Amar, docente y sindicalista, en RMC y RMC Story. “La realidad social actual es dura y va acompañada de una crisis política de increíble gravedad. Votamos y nos encontramos con un gobierno de derecha sin un escaño en la Asamblea Nacional. Hay una sensación de no ser escuchados”. Son los sindicatos los que tienen las llaves en la mano, cree Benjamín Amar.
“Necesitamos saber si las organizaciones sindicales son capaces de encarnar y cristalizar la ira social. El movimiento de los chalecos amarillos surgió porque las organizaciones sindicales no pudieron encarnar la ira”, cree.
Un viejo chaleco amarillo traído de vuelta.
Por su parte, Fred Hermel no cree que el movimiento de los chalecos amarillos se movilice porque Jean-Luc Mélenchon no sea primer ministro: “En cambio, son las personas las que se movilizarían si se impide a Marine Le Pen presentarse a las elecciones presidenciales de 2027”, cree, mientras que el líder de la Agrupación Nacional corre el riesgo de ser condenado a inhabilitación en el contexto del asunto de los empleos ficticios de los asistentes parlamentarios de los eurodiputados del FN.
“Un retorno no es imposible, pero tal vez no en la forma de los chalecos amarillos”, según Benjamín Morel, doctor en ciencias políticas, que cree que la mala situación económica puede alimentar la ira.
“El gobierno de Macron tomó a la gente por idiotas”, se queja Evelyne, ex chaleco amarillo, que cree que los partidos políticos de extrema izquierda y extrema derecha querían apoderarse del movimiento, lo que provocó la violencia. “Cuando te manifiestas y no te escuchan y unos años después es peor, te enfadas”, advierte. “El gobierno tembló una vez, bien podría temblar una segunda vez”.