Tras el récord de 2020 (39.700 millones de euros), el déficit de la Seguridad Social se había reducido hasta alcanzar los 10.700 millones en 2023. Pero este año volvió a caer hasta los 18.000 millones debido a la escasez de ingresos. Esta ampliación deliberada del déficit tiene como objetivo hacer retroceder los derechos de los asegurados.
Hacer pagar a los jubilados y a los enfermos
Para el Gobierno, la Seguridad Social debe sobre todo “contribuir a la recuperación de las finanzas públicas”. Para ello, pretende limitar el aumento del objetivo de gasto del Seguro Nacional de Salud (ONDAM) al 2,8%, mientras que el aumento real -que refleja las necesidades cambiantes de la población- se fijó en el 3,6% en 2024. volver a estar bajo presión y la pérdida de autonomía seguirá sin ser financiada. Dos medidas son particularmente injustas y emblemáticas: el copago de las consultas con médicos generales y matronas se incrementaría del 30% al 40%, lo que supondría un ahorro de 1.100 millones de euros que se repercutirían en las cotizaciones mutuas. Y una pérdida de casi 4.000 millones de euros afectará a los jubilados debido al aplazamiento de seis meses de la indexación a la inflación.
Doble castigo, especialmente a las mujeres
Al mismo tiempo, el Ministro de la Función Pública anunció, el 27 de octubre, su voluntad de imponer, a través del presupuesto estatal, tres días de espera y la reducción al 90% de la remuneración continuada en caso de baja por enfermedad ordinaria. Esta medida es un atentado contra los principios fundamentales de la Seguridad Social y contra el personal. De hecho, la Seguridad Social se creó para garantizar que las personas que no pueden trabajar debido a su salud no sean penalizadas económicamente.
Al contrario de lo que se repite en algunos medios de comunicación, los empleados públicos no se encuentran de baja por motivos de salud con más frecuencia que el resto de empleados, siempre que tengamos en cuenta
tiene en cuenta la realidad -una población feminizada y de mayor edad- y que precisamos que, en el sector privado, los empleados a veces utilizan el RTT en lugar de la baja por enfermedad, por falta de un médico disponible o precisamente para evitar días de carencia.
Un estudio del INSEE, publicado en julio de 2024, revela también que, en el sector educativo, las mujeres y el personal que trabaja en centros educativos prioritarios se ven más penalizados económicamente por el día de espera que Macron restableció en 2018. Las condiciones de trabajo degradadas tienen efectos sobre la salud, pero Trabajar en este tipo de establecimientos también requiere estar en plena forma para mantenerse al día.
¿Dijiste ausentismo?
Por lo tanto, se trata, para este gobierno, de ahorrar a expensas del personal al que su médico le ha prescrito una baja por enfermedad y de animar a otros a ir a trabajar estando enfermos, lo que corre el riesgo de empeorar su estado de salud y favorecer el contagio. Este presentismo –trabajar enfermo– ya está bien documentado: en 2013, el 50,2% de los profesores de secundaria fueron a trabajar durante el año a pesar de que su estado de salud les habría obligado a permanecer en casa.
La SNES, junto con la FSU, está escandalizada por este proyecto y recuerda su oposición a cualquier día de fracaso, tanto en el ámbito privado como en el público..