Rusia continúa expandiendo su influencia en África mediante el despliegue de fuerzas militares en Guinea Ecuatorial. Según informes, se enviaron hasta 200 soldados a este pequeño estado centroafricano, rico en gas y petróleo. Su misión: formar guardias de élite en Malabo, la capital, y Bata, el principal centro económico, y proteger al presidente Teodoro Obiang, en el poder desde 1979.
Según los informes, están involucrados mercenarios del Corps Africa, antes conocido como Wagner. Esta fuerza paramilitar fue reorganizada bajo el control del ejército ruso, fortaleciendo los vínculos entre Moscú y sus socios africanos.
Este despliegue se produce en un contexto de críticas internacionales. Guinea Ecuatorial es acusada periódicamente de violaciones de derechos humanos, con informes de detenciones arbitrarias y torturas. Estados Unidos sigue con preocupación esta presencia, temiendo una erosión de su influencia en la región.
El presidente Obiang y su hijo, Teodoro Obiang Mangue, un controvertido vicepresidente, han intensificado recientemente las relaciones con Rusia, firmando acuerdos en los campos militar y energético. En septiembre pasado, el presidente Obiang agradeció públicamente a Vladimir Putin por enviar instructores para fortalecer las capacidades de defensa de su país.
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