Una más: cuarenta y ocho horas antes del partido de alto riesgo entre la selección francesa de fútbol e Israel en el Stade de France (Seine-Saint-Denis), François Hollande finalmente también planea, según nuestras informaciones, asistir al evento. Inicialmente, el expresidente de la República fue elegido para otro “compromiso largamente planeado” este jueves 14 de noviembre por la tarde, confiesa su entorno.
Pero ante la agitación provocada en los últimos días tras los violentos atentados antisemitas en Ámsterdam (Países Bajos), el hombre que se convirtió en diputado socialista el pasado mes de julio ha cambiado de opinión. “El presidente (François Hollande) Es plenamente consciente de la dimensión que adquiere el partido en cuanto a lo que está en juego. Un símbolo que encarna la lucha contra el antisemitismo y con el que está y estará siempre comprometido”, explica su oficina.
Esto engrosará aún más las filas de las tribunas del estadio, mientras que Emmanuel Macron también planea expresar simbólicamente con su presencia su apoyo a la comunidad judía y también al ex presidente Nicolas Sarkozy. También asistirán el primer ministro Michel Barnier, Bruno Retailleau y la portavoz del gobierno Maud Bregeon.
“En este contexto de gran tensión, es importante estar presentes para apoyar”, afirma un colaborador de Nicolas Sarkozy. “Es importante no ceder ante este miedo. Si damos un paso atrás ahora, daremos un paso atrás en todo lo demás”, prosigue el Elíseo, mientras que Israel recomendó a sus nacionales no asistir al partido del jueves por razones de seguridad.
Durante la noche del jueves al viernes pasados, se produjo un estallido de violencia antisemita en las calles de Ámsterdam, dirigido a los partidarios israelíes del Maccabi Tel-Aviv. Ataques de una violencia poco común que conmocionaron al mundo del fútbol y mucho más allá.
Dado el contexto tan sensible, el indicador del Estadio de Francia se ha revisado en gran medida a la baja. Sólo 20.000 aficionados asistirán a este encuentro, que forma parte de la quinta jornada de la Liga de las Naciones. Para proteger el recinto y sus alrededores, Bruno Retailleau anunció un despliegue sin precedentes de fuerzas del orden: 4.000 policías y gendarmes.