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El gigante automovilístico alemán Volkswagen atraviesa un período convulso, marcado por importantes desafíos financieros y estratégicos. La industria automotriz está cambiando y la transición a la electricidad se está convirtiendo en un imperativo económico y ambiental. Pero esta transición no se está produciendo sin problemas, como lo demuestran los recientes anuncios del grupo.
Una caída vertiginosa de los beneficios
Volkswagen anunció recientemente una caída dramática en 42% de su beneficio operativo en el tercer trimestre. Esta drástica caída se puede explicar por varios factores:
- Una actuación decepcionante de la marca Volkswagen
- Altos costes en el mercado alemán
- Grandes inversiones en nuevos modelos, especialmente eléctricos
El grupo se encuentra en una situación delicada: debe invertir masivamente en electricidad para seguir siendo competitivo, al tiempo que se enfrenta a una caída de la rentabilidad de sus modelos tradicionales. Esta compleja ecuación está empujando a Volkswagen a considerar medidas drásticas, incluido el cierre de fábricas en Alemania, una novedad en la historia del fabricante.
La marca VW bajo presión
La propia marca Volkswagen se ve especialmente afectada por esta crisis. Su margen operativo durante los primeros nueve meses del año sólo alcanzó 2,1%, frente al 3,4% del mismo periodo del año anterior. Esta cifra alarmante subraya la urgencia de la situación.
Arno Antlitz, director financiero del grupo Volkswagen, no oculta la gravedad de la situación: “VW no está ganando el dinero que necesita para financiar todos los nuevos productos”. Precisa que la empresa gastó 4.900 millones de euros en desarrollo e inversiones para la transición a la electricidadque redujo los beneficios de la marca VW a 1.300 millones de euros a finales de septiembre.
Un modelo económico en peligro
La estrategia clásica de los fabricantes de automóviles es financiar la transición a lo eléctrico gracias a las sólidas ventas de los vehículos térmicos actuales. Este es, por ejemplo, el método adoptado por General Motors, que financia su transición eléctrica con las ventas de sus modelos Escalade y Silverado.
Pero para Volkswagen, esta estrategia enfrenta varios obstáculos:
- Un mercado europeo de coches nuevos en contracción
- Caída de las ventas de vehículos eléctricos tras la eliminación de las subvenciones
- Una competencia cada vez más feroz y competitiva
Ante estos desafíos, Volkswagen no tiene más remedio que reducir drásticamente sus costos para seguir siendo competitivo. Pero esta decisión tendrá consecuencias dolorosas para los empleados del grupo.
Medidas drásticas en perspectiva
Para hacer frente a esta situación crítica, Volkswagen está considerando varias medidas radicales:
- El cierre de al menos tres fábricas en Alemania
- La eliminación de miles de puestos de trabajo
- Una reducción del 10% en los salarios de unos 140.000 trabajadores
Antlitz cree que la marca Volkswagen debe lograr más de 10 mil millones de euros en ahorros seguir siendo competitivo frente a sus competidores. Estas medidas prometen ser particularmente difíciles de implementar, particularmente debido a la resistencia de los sindicatos.
Audi: el ejemplo del cierre de la fábrica de Bruselas
La crisis no afecta sólo a la marca Volkswagen. Audi, a pesar de sus impresionantes avances en el campo eléctrico, también tiene que afrontar decisiones dolorosas. La fábrica de Bruselas, que actualmente produce los modelos Q8 E-Tron y Q8 E-Tron Sportback, está bajo amenaza de cierre.
Esta decisión se puede explicar por varios factores:
- Caída de las ventas del Q8 E-Tron, que se ha vuelto menos competitivo respecto a la competencia
- La llegada del nuevo Q6 E-Tron, más eficiente y asequible
- La imposibilidad de encontrar comprador para la fábrica
El cierre de la planta de Bruselas supondría el primer cierre de una planta del Grupo Volkswagen en décadas, lo que ilustra la gravedad de la situación.
Un futuro incierto para Volkswagen
Volkswagen se encuentra ahora en un punto de inflexión crítico en su historia. El grupo debe navegar entre varios imperativos contradictorios:
- Invertir masivamente en electricidad para seguir siendo competitivos
- Reducir costos para mantener la rentabilidad
- Cumplir con las nuevas normas europeas sobre emisiones de CO2
La supervivencia del grupo no está en duda, pero el camino para llegar hasta allí promete ser especialmente difícil y doloroso. Los próximos meses y años serán cruciales para Volkswagen, que deberá demostrar una adaptabilidad y resiliencia sin precedentes para superar estos desafíos.
La transición a lo eléctrico, inicialmente vista como una oportunidad, se está convirtiendo en un gran desafío para Volkswagen. El grupo tendrá que repensar fundamentalmente su modelo económico y su estrategia industrial para salir fortalecido de esta crisis. El tiempo dirá si el gigante alemán podrá afrontar este desafío y mantener su posición de liderazgo en el mercado mundial del automóvil.
Escrito por Philippe Moureau
Cuarenta años apasionado de los coches eléctricos. Me interesa la transición energética y la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero. Soy un verdadero entusiasta de los coches eléctricos y defensor del medio ambiente.
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