Este fin de semana del 9 y 10 de noviembre, Rusia recibió en Sochi a una cincuentena de representantes de países africanos para una nueva conferencia ministerial Rusia-África. Durante este evento, Vladimir Putin, a través de su Ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, prometió “pleno apoyo” a los estados africanos, reviviendo así los vínculos que alguna vez se establecieron durante la era soviética.
Pero ¿qué esconde realmente este compromiso? ¿Es este el preludio de una asociación sólida o una estrategia temporal motivada por intereses geopolíticos?
El regreso de Rusia a África
En un mensaje enviado por Sergei Lavrov, Vladimir Putin afirmó que Rusia “ continuaría brindando pleno apoyo » a los países africanos en diversos ámbitos: desarrollo sostenible, lucha contra el terrorismo, gestión de epidemias, seguridad alimentaria y respuesta a las catástrofes naturales. Moscú también quiere fortalecer sus vínculos políticos y económicos con África, un compromiso que resuena en el contexto de un mundo multipolar impulsado por el Kremlin.
¿Una nueva era de cooperación o un simple juego de influencia?
Esta promesa de “ apoyo total » Cuestiona la profundidad de las relaciones ruso-africanas. Los intercambios económicos entre Rusia y el continente africano siguen siendo modestos en comparación con los que se mantienen con Occidente o incluso con China.
La atracción africana por Rusia
La conferencia también estuvo marcada por una retórica antineocolonial, atractiva para muchos líderes africanos. Este discurso encuentra eco en el continente, donde Rusia es vista como una alternativa a la influencia de las antiguas potencias coloniales. Moscú también participa en áreas estratégicas, particularmente en términos de seguridad, con el apoyo de grupos paramilitares como Wagner en zonas de conflicto en África Central y el Sahel.
Cooperación con múltiples desafíos
Además de la seguridad, Rusia está muy interesada en los recursos naturales africanos. Las grandes empresas rusas explotan yacimientos de minerales preciosos en el continente, como Alrosa en busca de diamantes y Rusal en busca de bauxita. Otros sectores, como el digital y el de infraestructuras, también están en el centro de los debates.
Mucha gente cuestiona la sostenibilidad de esta alianza, especialmente porque para Moscú, África parece ser tanto un mapa estratégico como una respuesta a las sanciones occidentales.