Si bien el jueves estallaron violentos enfrentamientos entre aficionados israelíes y holandeses, el partido del próximo jueves entre Francia e Israel en Saint-Denis presenta muchos riesgos. Muchos aficionados no acudirán al estadio por miedo a excesos.
Con la garganta apretada, Nicolas admite que, dada la violencia de los atentados cometidos en Amsterdam, no irá al Estadio de Francia el jueves por la noche para asistir al partido entre Francia e Israel. Esta reunión se describe como el evento más importante que se ha logrado desde los Juegos Olímpicos, según fuentes de RMC Sport.
“Estoy disgustado. Esto es lo que temo: que mis hijos sean maltratados, golpeados, insultados”, explica.
“No hay duda de que hoy, sólo porque somos judíos en Francia y vamos a ver un partido de fútbol, me encuentro en la posición de víctima”, añade este padre. Está en contra de la reubicación, como se mencionó una vez. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, quiso ser firme y no consideró la idea de un traslado. El elegido LR “no lo acepta” porque equivaldría a “abdicar ante las amenazas de violencia y ante el antisemitismo”.
Nicolas, “me gustaría que este partido se desarrollara en las mejores condiciones. Estamos privados de estos momentos que pueden ser agradables”, lamenta.
Saïd estará en las gradas, aunque dos de sus amigos también se han echado atrás. “No hay que esconder la cara, es una situación tremendamente tensa”, admite. Pero, por su seguridad, tomará medidas: “Tengo miedo de excesos en el transporte. Vamos a coger un VTC”.
Más de 2.500 agentes del orden
Para evitar excesos, los comercios, bares y restaurantes alrededor del estadio cerrarán por la tarde. “El Estadio de Francia es un lugar más complicado de asegurar que un cierto número de estadios en otros lugares debido a las tres estaciones de transporte y al flujo de personas que se extiende a lo largo de varios cientos de metros”, explica Mathieu Zagrodski, investigador especializado en cuestiones de seguridad interior.
La fuerza policial es muy importante. Se movilizaron 2.500 policías y gendarmes, mientras que para un partido “tenso” entre OM y PSG, hay alrededor de 600 agentes de la ley desplegados en general.
Para este partido de alto riesgo se vendieron menos de 20.000 asientos, lo que representa sólo una cuarta parte de la capacidad total del Stade de France.