Fue una de las últimas grandes figuras de la Resistencia francesa. Madeleine Riffaud falleció cuando acababa de celebrar su centenario. Fue, en muchos sentidos, admirable y ejemplar, comprometida a la edad de 16 años en la Resistencia contra la ocupación alemana. Experimentó la lucha armada, el encierro, la tortura y, apenas superada la adolescencia, el imposible retorno a la “vida normal” después de la Liberación.
Madeleine Riffaud hizo lo que pocos de nosotros podremos lograr y se lo contó al mayor número posible de personas para que otros, tal vez, algún día pudieran ser capaces de hacerlo. El espíritu de resistencia la guió siempre, sin equivocarse nunca de enemigo: por eso se ocultó bajo el nombre de “Rainer”, un homenaje a Rainer Maria Rilke, lo que significaba que su intención era luchar contra los nazis, no contra “el pueblo alemán”. Esta elección existencial también la experimentó en su obra poética, que entregó a Paul Éluard para que la releyera. Se codeó con Picasso, Vercors y Aragón, se unió a las luchas humanistas de su tiempo, cubriendo como periodista las guerras de Vietnam y Argelia…
En memoria de Madeleine Riffaud destacan muchas otras figuras de compromiso. Incluyendo estas imágenes de Ahou Daryaei, literalmente expuestas por el régimen iraní. La joven estudiante de doctorado en literatura francesa en la Universidad Azad de Teherán se sentó, en ropa interior, para protestar contra la represión que sufre la juventud iraní. Sobre las imágenes de su acto de resistencia, sobre las de su arresto, sobre el anuncio de su internamiento en un hospital psiquiátrico, flotan estas palabras que Madeleine Riffaud y sus compañeros se repitieron, que nos exigen un respeto infinito: “No soy una víctima, soy un luchador de la resistencia. No soy un mártir, soy un luchador. »
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