Hoy, en ESTADOS UNIDOSel porte de armas no está destinado a terminar en el museo. Es porque fui al museo que les cuento esto.
El de Washington, donde estoy, en el Smithsonian. Un maravilloso monumento que presenta el arte americano en casi todas sus formas. En el segundo piso, justo al lado de la galería que muestra retratos de los 46 presidentes de Estados Unidos, hay tres obras que muestran cómo las armas están arraigadas en la historia estadounidense, irónicamente contenidas en el mismo Museo de Historia Estadounidense.
Así que la primera obra es un cuadro de George Catlin, un artista que dibujó a muchos “nativos americanos”, aquellos a los que antiguamente se les llamaba “indios”. Kathleen muestra en este cuadro pintado en 1830 a un hombre que intenta disparar contra los “nativos americanos”. Ya utiliza un potro, un arma, que este cuadro potencia sutilmente.
Segunda obra, es una pintura del año 1857, se titula “Hombres de Progreso”, representa a 19 hombres, encarnando la modernidad americana de mediados del siglo XIX. Están reunidos en torno al inventor del Telégrafo, con el Telégrafo, su invento. Y también encontramos entre ellos a otro inventor, el famoso Samuel Coltcuyo invento no necesito presentarles. Colt es honrado entre sus hombres de progreso porque encarna a Estados Unidos en su máxima y más gloriosa expresión. Su vida se celebra en una especie de máxima, popularizada en todo Estados Unidos. Dios creó a los hombres, la adoración los hizo iguales. Dios creó a los hombres, los hizo iguales.
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Tercera obra, luego ésta, es mucho más reciente, 1989. Es obra de Félix González-Torres. Reproduce la portada de Time, una portada que reúne 464 rostros, las 464 víctimas de las armas de fuego en Estados Unidos en 1989, ha tenido un éxito más allá de todas las expectativas, pero pertenece a la historia americana como un pacto social diferente del pacto social europeo francés donde el Estado y la ley protegen al ciudadano y portan las armas en su lugar. Aquí en Estados Unidos es el ciudadano quien asegura su propia protección y destrucción como si la defensa fuera siempre legítima. Se presume que todo estadounidense está en defensa propia, con Dios y Samuel Colt como sus únicos aliados, siendo Colt su profeta.