Taiwán refuerza su defensa con la recepción de su primer HIMARS estadounidense. Una fuerte señal enviada a China en un contexto de crecientes tensiones. ¿Qué impacto tendrá sobre el equilibrio de fuerzas en el Estrecho de Taiwán?
Frente a las ambiciones territoriales cada vez más asertivas de China, Taiwán busca fortalecer sus capacidades de autodefensa. La isla acaba de alcanzar un hito importante con la recepción de sus primeros lanzacohetes múltiples estadounidenses HIMARS, considerados sistemas de armas formidables.
Taiwán refuerza su defensa antimisiles
Según anunció este miércoles el Ministerio de Defensa taiwanés, la isla recibió una primera entrega de 11 unidades HIMARS de las 29 encargadas a Estados Unidos. Estos sistemas contra incendios de precisión montados en camiones son capaces de lanzar múltiples cohetes guiados simultáneamente.
No se ha revelado ni el importe del contrato ni el calendario de entrega completo. Pero esta adquisición es parte del deseo de Taipei de modernizar continuamente su arsenal defensivo ante la creciente presión militar ejercida por Beijing en los últimos años.
Armamento que ha demostrado su eficacia en Ucrania
Los HIMARS demostraron su formidable eficacia en el campo de batalla ucraniano contra la invasión rusa. Su alcance, precisión y movilidad los convierten en armas preferidas para atacar profundamente las líneas enemigas.
Al adoptarlo, Taiwán envía una fuerte señal de su determinación de defenderse en caso de un ataque de China continental. Beijing considera la isla como una provincia renegada que debe ser reunificada, por la fuerza si es necesario.
Washington, apoyo crucial a Taiwán
Estados Unidos es históricamente el principal aliado de Taiwán y su mayor proveedor de armas. Durante los últimos 50 años, Washington ha vendido equipos militares por valor de miles de millones de dólares a la isla, lo que irrita periódicamente a Beijing.
A pesar de una política de “ambigüedad estratégica”, Estados Unidos parece decidido a ayudar a Taiwán a defenderse en caso de una agresión china. Un apoyo crucial ya que las fuerzas taiwanesas serían ampliamente superadas en número y armas por el Ejército Popular de Liberación.
Gasto militar récord en Taiwán
Para hacer frente a la amenaza, Taiwán ha seguido aumentando su presupuesto de defensa en los últimos años. En 2024, se espera que alcance un nivel sin precedentes de 19 mil millones de dólares y siga aumentando en los años siguientes.
Más allá de las compras de armas, la isla también busca fortalecer su capacidad para producir sus propias armas. El objetivo es poder soportar un posible bloqueo o invasión en el tiempo apoyándose en sus propios recursos.
¿Qué impacto tendrá en las relaciones chino-taiwanesas?
La llegada de los HIMARS a Taiwán no dejará de despertar la ira de Pekín, que denuncia con vehemencia cualquier venta de armas estadounidenses a la que considera una provincia rebelde. China ve esto como una interferencia en sus asuntos internos y un estímulo a los deseos de independencia de Taiwán.
Sin embargo, esta renovada tensión no debería modificar fundamentalmente el equilibrio estratégico en el Estrecho de Taiwán. Beijing tiene una superioridad militar abrumadora y puede contar con un importante arsenal de disuasión, incluida una fuerza de ataque nuclear.
Más que una amenaza directa, los HIMARS son sobre todo un medio para que Taiwán muestre su determinación de resistir y aumentar el costo potencial de la agresión china. Una forma de mantener el status quo reforzando su postura disuasoria.
El futuro de las relaciones chino-taiwanesas en duda
Más allá del aspecto militar, la recepción de HIMARS por parte de Taiwán pone de relieve la complejidad y los problemas de las relaciones entre la isla, China continental y Estados Unidos. Un equilibrio frágil donde se mezclan consideraciones estratégicas, diplomáticas y económicas.
Mientras las tensiones continúan creciendo en el Estrecho de Taiwán, la cuestión del futuro de la isla y sus relaciones con Beijing sigue más abierta que nunca. Entre el deseo de autodeterminación, la presión militar y el juego de las grandes potencias, Taiwán navega por aguas turbulentas.
Una cosa es segura: el refuerzo de sus capacidades de defensa antimisiles con el HIMARS estadounidense constituye un nuevo parámetro en esta compleja ecuación. Un mensaje contundente enviado a Beijing, pero también una apuesta arriesgada para mantener un frágil status quo. El futuro de las relaciones chino-taiwanesas promete ser turbulento.