Los últimos informes sobre las inundaciones en España muestran cada día un poco más la magnitud de la tragedia. Según las autoridades nacionales y regionales, hasta el martes por la noche, 219 personas han muerto y otras 89 están desaparecidas, la gran mayoría en la región de Valencia. Entre ellos se encuentran dos chinos, dos rumanos, un ecuatoriano y tres británicos.
Ante esta crisis, el Gobierno español presentó el martes un plan de ayuda de 10.600 millones de euros para las decenas de miles de residentes y empresas afectados.
El poder bajo fuego de los críticos
Ante la magnitud de esta catástrofe natural, el Gobierno activará así “ayudas directas a los ciudadanos y empresas afectadas, como hicimos durante la pandemia, con el menor trámite posible y la mayor celeridad”, afirmó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “Lo que quiere la ciudadanía es que sus instituciones no peleen entre sí, sino que trabajen codo con codo”, insistió, mientras el Ejecutivo y el Gobierno valenciano son objeto de fuertes críticas por su gestión de la catástrofe.
Pedro Sánchez, asegurando que el Gobierno está del lado de los afectados, anunció ayudas directas para 30.000 empresas y 65.000 autónomos. Precisó además que el Estado cubrirá el 100% de los gastos urgentes que incurran los municipios para ayudar a sus ciudadanos y despejar las calles. El primer ministro también precisó que había “solicitado formalmente” a Bruselas la ayuda del Fondo Europeo de Solidaridad.
“El cambio climático mata”
Pedro Sánchez también fustigó los “discursos irresponsables” de los escépticos del clima, ante la catástrofe que ha afectado a la región. “El cambio climático mata”, insistió.
Según el ejecutivo, este martes se restableció la electricidad en “el 98% de las viviendas” y se reparó el “68%” de las líneas telefónicas dañadas. Además, se repararon 40 kilómetros de carreteras y 74 kilómetros de vías férreas. Sobre el terreno, la situación sigue siendo, sin embargo, muy complicada, sobre todo en Paiporta, ciudad de 25.000 habitantes en las afueras de Valencia, considerada el epicentro de la tragedia, con más de 70 víctimas. El martes volvió el agua potable, pero las calles seguían atascadas de vehículos.
Casi 15.000 soldados y policías desplegados
Las autoridades continúan inspeccionando los estacionamientos subterráneos, muchos de los cuales han quedado completamente inundados. Finalmente no se encontraron víctimas en el centro comercial Bonaire de Aldaia, lo que suscitó muchos temores.
Y en los últimos días, el personal de la Unidad Militar de Emergencias, que interviene en catástrofes, ha instalado numerosas bombas para evacuar el agua. En total, cerca de 15.000 soldados y policías están desplegados sobre el terreno, según el ejecutivo, que precisó que este número se ha duplicado en tres días. Un despliegue, sin embargo, todavía considerado insuficiente por una parte de la población.