Hay derrotas que duelen, y luego están las que duelen, duelen mucho.
Esta noche, mientras el canadiense esperaba romper por fin una racha de derrotas que empezaba a alargarse peligrosamente, Matt Coronato necesitó exactamente siete segundos de tiempo extra para anotar el último clavo.
Sí, siete segundos. Estamos lejos de ser un esfuerzo heroico en la prórroga: el CH ni siquiera tuvo tiempo de respirar antes de ver el disco en el fondo de su propia portería.
Cuarta derrota consecutiva, y ésta deja huella.
Todo parecía funcionar, o casi.
Brendan Gallagher, fiel a su forma, y Joel Armia, no necesariamente el primer nombre que esperas en los momentos decisivos, anotaron cada uno para darle a Montreal la ventaja.
Era el 2-1 para el CH, con una defensa que finalmente parecía estar haciendo el trabajo.
Casi pensaste que aguantaría. Casi.
Pero faltando dos minutos para el final, Calgary hizo exactamente lo que Montreal nunca logra hacer: igualar bajo presión.
Matt Coronato hace su tercero de la temporada, y ya podemos sentir al CH flaquear, con este tipo de errores defensivos que empiezan a ser un hábito preocupante.
La afición contiene la respiración, el equipo se dirige a la prórroga y esperamos que, por una vez, consiga aguantar.
Siete segundos, te lo contamos. Eso fue todo lo que hizo falta para que un ligero rayo de esperanza se extinguiera por completo. Coronato, nuevamente, entra como mantequilla y vence a todos para sellar la victoria de los Flames.
El canadiense ni siquiera tuvo tiempo de organizarse, ni siquiera de verlo venir. Una debacle instantánea, perfectamente simbólica de esta serie de derrotas donde cada error, cada vacilación, cuesta caro.
Y volvemos a Martin St-Louis.
¿Cuándo aprenderá este equipo a terminar los partidos?
Los veteranos, Gallagher y Armia, hacen lo que pueden, pero no pueden tapar los agujeros para siempre.
Los jóvenes muestran potencial, sí, pero el potencial no gana partidos.
Esta tarde, esta rápida prórroga puso de relieve la falta de disciplina y coherencia en un equipo que aún no ha encontrado su identidad.
Para St-Louis, se trata de una observación brutal: las bellas palabras y la inspiración ya no son suficientes.
Necesitaremos resultados y rápido, de lo contrario esta temporada podría convertirse en una maratón de fracasos interminables.
Continuará