Alertadas por múltiples denuncias de detención ilegal de animales salvajes potencialmente portadores de rabia, las autoridades sanitarias intervinieron en el domicilio de Mark Longo. Se apoderaron de Peanut y de un mapache llamado Fred, antes de sacrificar a la ardilla como medida de precaución. Derrumbado, Mark Longo expresó su dolor en las redes sociales y pidió ayuda para apoyar sus batallas legales y su refugio de animales. “La lucha continúa”, dijo, decidido a conseguir justicia para Peanut.
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El asunto rápidamente tomó un giro político, enardeciendo al campo republicano en el período previo a las elecciones presidenciales. Personajes como Elon Musk han denunciado un gobierno demasiado intrusivo, criticando la actuación de las autoridades del estado de Nueva York, encabezadas por un gobernador demócrata. “El gobierno no debería tener derecho a entrar en tu casa y matar a tu animal. ¡Es repugnante”, dijo el multimillonario. Incluso el hijo de Donald Trump retomó el tema, señalando una gestión laxa de la inmigración frente a la dureza infligida a Peanut. Así, el destino de esta ardilla se convirtió en el símbolo inesperado de un debate nacional sobre las libertades individuales y el papel del Estado.
