Los partidarios del expresidente Evo Morales en Bolivia han tomado como rehenes a más de 200 soldados, informó el gobierno del país el sábado, mientras los disturbios provocados por una investigación sobre los abusos del exlíder continúan por tercera semana.
La Cancillería de Bolivia identificó en un comunicado a los involucrados en la toma de rehenes como miembros de “grupos irregulares” y los acusó de robar también armas y municiones. No identificó a los grupos ni explicó cómo los soldados fueron tomados como rehenes. Pero un día antes, el presidente Luis Arce dijo que los manifestantes y atacantes de las unidades militares eran partidarios de Morales.
Arce calificó la captura de tres cuarteles militares en una zona de cultivo de coca en el centro de Bolivia como “un acto criminal absolutamente reprobable que está lejos de cualquier demanda social legítima del movimiento campesino indígena”.
El conflicto estalló hace tres semanas cuando los fiscales bolivianos iniciaron una investigación sobre las acusaciones de que Morales tuvo un hijo con una niña de 15 años en 2016, calificando su relación de estupro. El expresidente se negó a declarar ante el tribunal.
Se encuentra refugiado en la zona rural de Chapare, en el centro de Bolivia, desde que se conoció una posible orden de arresto en su contra. Los cultivadores de coca leales hacen guardia para impedir su arresto, y sus partidarios amenazan con tomar el control de los cuarteles de la policía y el ejército, exigiendo el fin de los casos legales contra el ex presidente.
La Cancillería dijo el sábado en un comunicado que estaba abierta al diálogo con “todos los sectores sociales del país”, pero advirtió que el proceso “no podrá implementarse mientras el pueblo boliviano siga siendo víctima de abusos por parte de estos grupos que no están interesados en la economía nacional y popular, y que sólo buscan materializar los intereses personales y electorales de un expresidente.
La semana pasada, 30 agentes de policía resultaron heridos y más de 50 manifestantes fueron arrestados después de un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y partidarios de Morales.
El ministro Arce y el expresidente Morales están inmersos en una amarga batalla por el control del partido gobernante, que sigue dividido entre sus partidarios a medida que se acercan las elecciones de 2025.
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