¿Se desbloqueará algún día, o al menos se limpiará, la arteria de los habitantes de la rue des Adouberies? Muy inteligente quien puede dar la fecha del fin de sus reveses. Porque la telenovela lleva ya seis años envenenando la vida cotidiana de los vecinos. ¿La razón? El riesgo de derrumbe del edificio ubicado en 42-44, lo que derivó en un procedimiento de emergencia de seguridad, sostenido por barreras.
Como resultado, desde hace dos años el acceso está completamente prohibido a peatones y automovilistas porque su propietario se negó a realizar los trabajos. El hombre ha aumentado sus recursos judiciales, citando un proyecto que debe llevar a cabo el ayuntamiento, ya que el muro agrietado en cuestión le pertenece.
No hay más recurso posible
El pasado mes de diciembre los servicios municipales hicieron tapiar la casa. Una operación conjunta con la subprefectura de Lot y Garona en el callejón del centro de la ciudad. Y este verano, el Consejo de Estado puso fin a los distintos recursos del propietario de la residencia. Lo que, en teoría, le obligaba a realizar el trabajo pesado que le imponía el pueblo de Marmande. Tras esta decisión, el 10 de septiembre acudió un experto: según sus recomendaciones, el edificio debía ser renovado o demolido para hacerlo seguro. Dos meses después de su llegada, los vecinos todavía tienen dudas.
“Es estresante vivir al lado de un edificio que podría derrumbarse en cualquier momento”, se preocupa un vecino, que dice no haber tenido noticias nuevas desde la visita del citado experto.
“Espero que no derriben los Messageries antes que los Adouberies, de lo contrario la gente corre el riesgo de escucharme”
Gina Lorca, que vive en el barrio desde hace veintiocho años, está impaciente. Sin duda es esta figura vecinal la más impactada: “Estoy inmovilizada desde hace más de cinco años. Tengo que dar toda la vuelta para sacar el coche del garaje, porque está al otro lado de las barreras”, grita el octogenario.
Hoy en día, este último teme que una verruga sustituya a otra. “Me queje o no, es lo mismo, y demolición o no, según me han dicho, las cosas no avanzarán hasta principios del año que viene”, susurra la dueña de un bistró. Lo único positivo es que conoció a algunos vecinos de la calle paralela, que ahora está obligada a tomar…” Pero espero que no derriben las Messageries antes que las Adouberies, de lo contrario habrá un riesgo de que me maten. ¡Aquí es menos visible, por lo que ya no existimos realmente! »
“Tampoco puedo esperar a que se resuelva la situación. Es cierto que los vecinos son muy pacientes, reconoce el alcalde de Marmande Joël Hocquelet, pero vemos el final del túnel para este procedimiento. »