Los ataques de Israel en Irán, una represalia diseñada para establecer una nueva forma de disuasión evitando al mismo tiempo una escalada

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El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante una reunión en el centro de mando del Ministerio de Defensa en Tel Aviv el 24 de octubre de 2024. – / AFP

Fue necesario casi un mes para que se produjera este momento potencialmente decisivo, que amenazaba con ser el punto de partida de una guerra abierta entre Israel e Irán. Durante la noche del viernes 25 de octubre al sábado 26 de octubre, la fuerza aérea israelí llevó a cabo oleadas de ataques en varias regiones de Irán en represalia por el ataque iraní a Israel el 1 de octubre.es octubre. aviones israelíes “atacaron sitios de fabricación de misiles (…) que Irán lleva un año disparando contra el Estado de Israel. Estos misiles eran una amenaza directa e inmediata para los ciudadanos de Israel”.dijo el ejército en un comunicado. Los aviones, cuyo número se desconoce, pero al menos varias decenas, también atacaron “baterías de misiles tierra-aire y otros sistemas aéreos destinados a restringir la libertad de Israel para operar en Irán”.

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La respuesta israelí a los ataques del 1es Octubre tardó semanas en gestarse. A continuación, Irán lanzó 181 misiles balísticos, disparados conjuntamente, con un alto y supuesto potencial destructivo, con capacidad, en teoría, de perforar el sistema de defensa antiaérea israelí. Sin embargo, aunque algunos misiles –unos diez– alcanzaron bases aéreas causando daños materiales, las defensas antiaéreas israelíes (principalmente los sistemas Arrow 3, que destruyen misiles balísticos a muy gran altura) desempeñaron su papel.

A medida que se desarrollaba la respuesta israelí, también hubo que calcular el alcance de las respuestas iraníes. Esto dependería de la forma que adopte el ataque israelí. Como ocurrió la noche del viernes al sábado, estas represalias estaban diseñadas para golpear lo suficientemente fuerte como para establecer una nueva forma de disuasión, evitando al mismo tiempo una escalada con Irán.

En abril, una ola de misiles –tanto balísticos como de crucero, apoyados por drones– apuntó al territorio israelí. En las interceptaciones participó una coalición de defensa, liderada por Estados Unidos, con el apoyo de países de la región y Francia, entre otros. La respuesta israelí, dos semanas después, pretendía ser “un cartel destinado a calmar los ánimos sin que ninguno de los dos actores pierda la cara”según una fuente de seguridad israelí. Quizás las cosas podrían haberse quedado así si el contexto regional no hubiera cambiado, con los golpes que Israel propinó a los aliados de Irán desde finales de julio, con Hezbolá a la cabeza. El “eje de resistencia” construido por Teherán (llamado “anillo de fuego” en Israel) estaba ardiendo. Si bien se creía que el arsenal de Hezbolá –más de 100.000 cohetes y misiles– era capaz de abrumar las defensas aéreas israelíes, los ataques israelíes a gran escala contra el Líbano desde principios de octubre ponen en duda el poder de Hezbolá.

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