Día de la Madre: “¿Qué transmiten las madres?”

Día de la Madre: “¿Qué transmiten las madres?”
Día de la Madre: “¿Qué transmiten las madres?”
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¿Qué nos transmiten nuestras madres? Miopía, respondió la mía. Pero también algunos consejos para seguir adelante en la vida. Di hola, adiós, gracias. Hacer su cama. Lávate las manos antes de las comidas, limpia la mesa antes de comer el postre, no digas malas palabras, no silbes en la calle, eso es vulgar, come rábanos para tus ojos, zanahorias para tu cutis. Límpiate la cara tarde y mañana, frótate los codos y las rodillas con un guante de crin, no hables con extraños. Poner lavanda en los armarios, cocinar tostadas francesas, hilvanar dobladillos. No olvides las fechas de cumpleaños. Tomar anticonceptivos, acudir periódicamente al ginecólogo. Repite tu voz y libretos en alemán.

Historia universal de amor incondicional.

Algunas madres también dicen: ámate a ti misma, ten confianza en ti misma. Trabaja, lee, estudia. Sea independiente, orgulloso de su viaje, en todas las circunstancias. No te dejes aislar, no te dejes abrumar por el desánimo, elige tus amores y tu vida. Mantiene la cabeza en alto. A los hijos les abogan por el respeto al sexo opuesto, la humildad de quienes están del lado de la fuerza y ​​no abusan de ella, leer libros es su trabajo.

En general, las madres llamamos al menos una vez a la semana para recibir noticias, preguntar insistentemente por nuestra salud, cuidar a los hijos cuando los tenemos, no juzgar cuando no es así, dejarnos llorar en sus brazos cuando gemimos el fondo de la piscina. También los hay que lideran su propio barco y recuperan el tiempo perdido, pero hasta los más rebeldes transmiten una cosa fundamental: el amor incondicional.

Y luego, alrededor de las madres, hay un halo de misterio. Vidas que no han sido vividas y acechan como fantasmas. Tenían sueños, tuvieron que tomar decisiones y la nostalgia de lo que podría haber sido de otra manera los nubla cuando desempeñan su papel. Se muestran bien, temerosos de no ser perfectos para los demás, de no ser completos para sí mismos. Lo concilian todo, hacen malabarismos todo el tiempo, parecen enumerar post-its en la cabeza, les da un aire ausente, tenemos la impresión de que se balancean, de que vacilan.

La cuestión no es si celebrar o no a nuestras madres, sino amar que no son sólo eso.

Encuentra este editorial en la revista “Femina” del 12 de mayo de 2024.

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