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“Si me hubiera llamado Moussa Darmanin, no habría sido elegido alcalde y diputado y probablemente no habría sido ministro del Interior”, declaró el diputado del Norte antes de entregar las llaves de la plaza Beauvau al ultraderechista Bruno Retailleau el lunes 23 de septiembre. Demasiado fácil.
¿Una revelación? ¿Una liberación? ¿Un descubrimiento en mitad de la noche? Gérald Darmanin, el flamante ex ministro del Interior, ahora un simple diputado del Norte, pronunció algunas palabras en la escalera del hotel Beauvau antes de entregar las llaves a su sucesor: el ultraderechista Bruno Retailleau. Bajo un cielo gris de lunes, el hombre que se va habló como siempre de su carrera. Su madre, Annie Ouakid, conserje del Banco de Francia pero también trabajadora de mantenimiento para llegar a fin de mes, es mencionada a menudo. Historias para ablandar el corazón.
En la escalera, Gérald Darmanin volvió a su lugar de nacimiento. Estuvo a punto de llamarse Moussa (que sería finalmente su segundo apodo), como su abuelo materno, nacido en Argelia, en el oeste del país. Fusilero, medallista militar, que fue harki durante la guerra de Argelia. Darmanin visitó la tierra natal de su abuelo en 2022. ¿Por qué hablar de su abuelo y de su nombre de pila el día de su partida? “Si mi nombre hubiera sido Moussa Darmanin, no habría sido elegido alcalde y diputado y probablemente no habría sido ministro del Interior”. Oye, ¿racismo? ¿Se acaba de enterar?
Puertas cerrándose
Su sentencia es ba
