“Estamos deseando que vuelva a la vida… ¡Ya era hora de que volviera a formar parte de nuestra vida cotidiana!”, afirma un joven jubilado de Belle-Ile, en los muelles del pequeño puerto pesquero de Palais (Morbihan), dominado por la ciudadela de Vauban, todavía carcomida por la hiedra.
Este emblema de la isla, declarado Monumento Histórico desde 2007, llevaba cuatro años claramente abandonado por sus nuevos propietarios. Esta vez, el recinto de 10 hectáreas será objeto de una importante renovación para convertirse en… un hotel de lujo.
Este espléndido edificio, que el Estado había vendido a finales de los años 1960 a la familia Larquetoux, que lo conservó durante cuarenta y cinco años, antes de revenderlo en 2020, ya había sido adquirido por Keys Reim, una empresa de gestión, y el grupo hotelero Paris Society, con la idea de transformarlo en un hotel de lujo, conservando su museo (30.000 visitantes al año).
Pero a mediados de agosto, un cañonazo cayó sobre la mayor de las islas Ponant: el alcalde de Palais, Tibault Grollemund, anunció su próxima compra por parte del grupo Accor. Un cambio de manos que fue bien recibido: “Estamos contentos, la ciudadela es inseparable del puerto y tiene una verdadera vocación turística. Ver cómo se deteriora este edificio ha dejado a los habitantes de Bellilois preocupados y enfadados”.
“Esta compra debería concretarse en otoño”, confirma Accor, que anuncia un proyecto “pensado en primer lugar para los habitantes de Bellil y la región y realizado con los actores locales”, con la promesa de “reavivar la Ciudadela siendo fiel a la historia y al lugar”. Se prevén entre dieciocho y veinticuatro meses de obras, empezando por intervenciones urgentes. Tibault Grollemund sólo tiene un deseo: “Que el lugar se restaure bien, que permanezca abierto al público y que el museo resurja de sus cenizas”.
