Afectada por importantes problemas de liquidez durante un período de crisis de derechos televisivos, la OCS de Angers sólo ha pagado (provisionalmente) el 40% de los salarios de enero a sus jugadores. Una situación sintomática de las dificultades que encuentran los clubes para encontrar fondos, incluso en la élite.
El anuncio dio mucho que hablar y devolvió a la realidad a los futbolistas franceses. En Angers, a principios de enero, los jugadores sólo recibían el 40% de sus salarios de diciembre, debido a problemas de liquidez. La dirección explica, en L’Equipe, que el grupo Cosnelle (también propiedad de Saïd Chabane) tuvo que inyectar dinero en el club.
Lo cual debería hacerse a mediados de mes. Aún así, la situación es un recordatorio de que la crisis de los derechos televisivos puede tener graves consecuencias para los clubes, incluso si en SCO la situación debería volver a la normalidad.
Además, los demás empleados del club cobraron. “Para el personal administrativo que gana 1.500 euros netos hubiera sido complicado. El grupo lo acepta y lo sabe desde el principio”, explicamos en el interno, donde destacamos un “gran estado de ánimo”. Los angevinos no reciben bonificaciones por partido. “Es lógico, los empleados tienen que pagar el alquiler y llenar la nevera. No hay por qué entrar en pánico”, afirma un agente.
“Todo para evitar llegar allí”
“Nunca estamos seguros de nada, hacemos todo lo posible para no llegar a ese punto”, subraya Jean-Michel Roussier, presidente de Le Havre. Al límite también está su club, que en noviembre presentó a la DNCG un déficit de unos 10 millones de euros. El organismo prohibió a los normandos reclutar a cambio de una remuneración e impuso un control sobre la nómina.
El HAC está muy atento a sus gastos y la ventana de transferencias podría darle un poco de respiro. Christopher Operi (Istanbil Basaksehir) y Steve Ngoura (Cercle Bruges) ya se han marchado. Y el HAC especifica que ningún jugador es invendible, y sólo reclutará si es necesario sustituir a algún miembro de la plantilla. El Montpellier, otro club con cuentas rojas, no recorta salarios. Pero la prueba con Angers: el riesgo todavía existe.
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