Con el odioso recorrido de Ugo Humbert en el Masters 1000 de Bercy, afortunadamente detenido por Alex Zverev en la final, pensábamos que habíamos puesto fin a esta revuelta del tenis. Pero eso sin contar con la joven Ksenia Efremova.
Con Ksenia Efremova, el futuro del tenis es oscuro
En 2009, Roger Federer ganó su primer (y último) torneo de Roland-Garros. Pero la verdadera noticia del tenis estaba en otra parte. Un mes antes, nació en Moscú una tal Ksenia Efremova. Puede que no lo parezca, pero su futuro estaba destinado a perjudicar nuestros planes. De hecho, la joven Ksenia obtiene mientras tanto la nacionalidad francesa y no tendremos que esperar mucho para verla arruinarnos los fines de semana. Luego, con sólo 14 años y 8 meses, ganó un torneo en el circuito de la ITF, que no había visto tanta precocidad desde hacía dos décadas.
Así, este fin de semana, alineada de nuevo en el circuito secundario del torneo de Monastir, que equivale a un Challenger masculino, Ksenia Efremova torpedea uno a uno a sus oponentes. La francesa incluso vence a la cabeza de serie número 1 en semifinales (6-3, 6-3) y se enfrenta a su compatriota Nina Radovanovic en la final (6-1, 7-5). La rutina.
En total son cinco partidos, cinco victorias y sólo un set perdido. Un paseo por el parque que le permitió conquistar su tercer título profesional, con sólo 15 años. Aterrador.
También podemos decirles que la progresión de la francesa en el ranking WTA en 2025 promete ser vertiginosa.
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