Al igual que el cielo de Saint-Tropez, tan nublado a principios de semana y que obligó a la organización a aplazar partidos el pasado martes, el horizonte de Lucas Pouille se va aclarando poco a poco. Así pues, evidentemente, su panorama aún no es tan azul como el turquesa brillante de la pista central del Club de Tenis de Saint-Tropez, que se libró por poco de las gotas de lluvia este domingo. Pero en este primer día de otoño, el ex décimo mejor jugador del mundo, ganador de la Copa Davis en 2017, se ha acercado un poco más al top 100 del que estaba tan lejos hace poco más de un año, cuando retrocedió al puesto 678 del mundo en mayo de 2023.
Pouille tendrá que esperar un poco más para volver a meterse en este top 100. La culpa la tiene esta final perdida ante un sorprendente zurdo holandés, 223º del ranking ATP, salido de la clasificación, y que no ha dejado de atormentar a un clan francés, aunque bien alimentado, durante esta semana en Saint-Tropez.
“Lucas lo ha pasado mal”
Tras derrotar a Luca Van Assche (6-3, 6-2) el miércoles en octavos de final, a Benjamin Bonzi (4-6, 6-3, 7-5) el viernes en cuartos de final y a Ugo Blanchet (6-4-7-5) el sábado en semifinales, el 223º jugador del mundo sucede a Benjamin Bonzi, Mattia Bellucci y Constant Lestienne en el palmarés de este Challenger de Saint-Tropez.
Tras un primer set muy disputado, ganado (6-4) ante un Pouille que hasta entonces no había cedido un set al central del Var, el esbelto zurdo (1,91 m) supo defender seis puntos de break en el segundo set, para encaminarse hacia un primer éxito (6-4, 7-6) en el Challenger 125. “No tenía buenas sensaciones al principio de la semana y estoy muy sorprendido por mi semana.sonrió ayer aquel a quien Tsonga apodó el “holandés errante”. “Es excepcional y para mí es uno de los Challengers más bonitos del circuito. Sé que Lucas (Pouille) ha pasado por momentos difíciles y es bueno verlo volver al más alto nivel”.
Sí, Pouille no habrá añadido un octavo título a su palmarés ATP, pero si Brouwer se marcha del Var con una sonrisa y un trofeo, el norteño se acerca al top 100 que tanto anhela y se marcha del Golfo con cierta certeza sobre su capacidad para encontrar un puesto más acorde con su talento.
