En el verano de 2022, dos estudiantes de doctorado del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Tianchuang Luo y Batyr Ilyas, están perplejos. Ante sus ojos, un material no magnético sometido a un láser acaba de alcanzar un estado magnético que dura, incluso después de apagar el láser, dos milisegundos. Esto no parece mucho, pero aun así es un récord.
“Al principio pensamos que se trataba de un error en las señales que se mostraban en nuestras pantallas. Luego el fenómeno volvió a ocurrir. Nos llevó tiempo y muchas discusiones con nuestros compañeros entender lo que estaba pasando”relatan. Este trabajo, resultado de una colaboración internacional entre 11 investigadores del MIT, la Universidad Nacional de Seúl, la Universidad del País Vasco, el Instituto Max Planck de Hamburgo y el Instituto Flatiron de Nueva York, fue objeto de una publicación el 18 de diciembre en el diario Naturaleza.
La sorpresa de los dos doctorandos proviene de que el material que les interesaba, el trisulfuro de hierro y fósforo (FePS3compuesto de azufre, hierro y fósforo), tiene propiedades magnéticas muy particulares. En sus átomos, cada electrón se comporta como un pequeño imán que apunta en dirección opuesta a su vecino, haciendo que la magnetización sea cero en la escala macroscópica. Se dice que es antiferromagnético. Un imán clásico, por el contrario, es ferromagnético.
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