Hace cuarenta años, en 1984, todo, en general, era mucho más inocente. Tanto es así, que incluso el mundo podría permitirse juegos de Santa sin un giro que lo hiciera malvado o un personaje repartiendo golpes en South Park o durante una pelea. Por eso existen cosas como Special Delivery: Santa’s Christmas Chaosun título de Atari donde el jugador controlaba al Papá Noel barrigón favorito de todos, repartiendo regalos en su trineo. Y si crees que este es el comienzo de una larga lista de juegos navideños… piénsalo de nuevo.
Ho, ho, ho, ese daño
Realmente hay muy pocos videojuegos navideños, aparte de algunos títulos independientes y aplicaciones para teléfonos que tienen muy (muy) poco encanto. No todo el mundo quiere correr el riesgo de ser criticado por los puristas por poner a Papá Noel como protagonista, hacerlo demasiado kitsch o no representar adecuadamente las festividades. Por eso, aunque sea sólo por el esfuerzo, Santa Claus Salva La Tierra destaca tantolanzado en 2002 para Game Boy Advance y PlayStation.
Dicho esto, este es uno de los peores juegos de la historia. Estás avisado, por si quieres probarlo. El título sólo se lanzó en Europa (su versión americana fue cancelada con razón) y fue el primero creado por el estudio lituano Ivolgamus, que luego realizó juegos de Barbie, Shrek y billar para Nintendo Wii. Sí, es uno de esos estudios que ofrecen juegos para meter en las cajas de “todo por 3 euros”..
En el juego controlamos a Papá Noel, quien debe detener a un hada malvada llamada Nilam. El 24 de diciembre, usó su poder mágico para enviarlo a una tierra encantada. ¿Podrá regresar en el tiempo, viajar por las diferentes tierras y detener a Nilam? Sin embargo, hay que tener en cuenta que, a pesar de lo que sugiere el título, lo que Papá Noel va a salvar son las vacaciones de Navidad, no la Tierra. Es mucho menos emocionante de lo que parece.
Los enemigos son injustos, los jefes ridículos, los niveles un desastre… ¡Pero hay algunas pistas decentes en la banda sonora! Bueno, ¡es mejor que nada para Navidad! Como no hay muchas más opciones en el género, tal vez sea hora de desempolvar esa plataforma cursi e intentar salvar la Navidad. O, al menos, reírte un poco mientras tus tíos hablan de economía y política durante la cena.
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