La pausa también es parte de la música.
Las pausas suelen verse como momentos de perturbación, en los que la actividad intensa da paso a la inactividad o la inacción. Sin embargo, estos períodos de transición, ya sean largos o cortos, planificados o forzados, pueden desempeñar un papel fundamental en el aprendizaje y el rejuvenecimiento.
Como momentos de intersticios temporales, ofrecen oportunidades únicas para el desarrollo personal, la reflexión interior y la renovación intelectual. La cuestión de por qué y cómo estas pausas contribuyen al aprendizaje y al bienestar merece una mayor investigación a la luz de la filosofía, la psicología y las ciencias de la educación.
Largas pausas y brechas temporales: un espacio para la integración
En el contexto del aprendizaje, los descansos prolongados desempeñan un papel central al brindar una oportunidad para la integración de conocimientos y experiencias. Estos descansos son espacios donde el cerebro puede descansar, pero también reorganizarse, reajustarse y asimilar la información acumulada. De hecho, según investigaciones en neurociencia cognitiva, la mente humana necesita tiempo para asimilar y procesar información de forma profunda y duradera. Como indica el neurobiólogo John J. Ratey en Spark: The Revolutionary New Science of Ejercicio and the Brain (2010), los periodos de descanso ayudan a fortalecer las conexiones neuronales y a hacer más sólido el aprendizaje.
En un entorno educativo, esto puede dar lugar a períodos de descanso más prolongados que permitan a los alumnos digerir no sólo el conocimiento adquirido, sino también las emociones y reflexiones personales asociadas con este aprendizaje. Este proceso de “descanso activo” es esencial, especialmente en los sistemas educativos modernos, donde la sobrecarga cognitiva es un problema creciente.
La idea de “intersticios temporales”, propuesta por filósofos como Henri Bergson y desarrollada más recientemente por investigadores de la psicología del desarrollo, sugiere que estos momentos entre dos períodos de actividad son esenciales para que los procesos de pensamiento se estabilicen y encuentren su lugar en la mente.
Celebraciones y fiestas familiares: una vuelta al sentido
Las celebraciones familiares, al igual que las grandes reuniones o las celebraciones tradicionales, son momentos en los que el ritmo de vida habitual se ralentiza y las interacciones humanas adquieren una nueva dimensión. En estos momentos de ruptura, el tiempo social a menudo se reorganiza en torno a rituales y símbolos, y estos eventos pueden ofrecer una reflexión sobre uno mismo y sobre el lugar del individuo en la comunidad.
Estos momentos colectivos son esenciales para nutrir la dimensión interpersonal del aprendizaje. Las vacaciones son a menudo pausas creativas porque permiten a las personas escapar de su rutina, reflexionar colectivamente sobre la condición humana y fortalecer sus conexiones con su entorno social.
La licencia, ya sea elegida o impuesta, es otra forma de descanso beneficioso. Quienes deciden tomarse un año sabático para recargar pilas o reorientar su vida profesional saben bien la importancia de esta pausa. Estos períodos de inactividad pueden verse como una desconexión del mundo laboral y una posibilidad de reevaluar las propias prioridades.
Como destaca el trabajo del economista Daniel Kahneman, en Thinking, Fast and Slow (2011), dar un paso atrás y suspender el flujo incesante de las tareas diarias permite una mejor toma de decisiones en el largo plazo.
Descansos forzados: un catalizador para el desarrollo personal
Las pausas forzadas, ya sean resultado de una enfermedad, un accidente o una crisis social o política, aunque inesperadas y a menudo no deseadas, también pueden desempeñar un papel clave en el aprendizaje y el crecimiento personal. Estas interrupciones de la vida cotidiana crean a menudo un espacio donde se modifica la percepción del mundo y de uno mismo.
Psicólogos como Viktor Frankl, en El hombre en busca de sentido (1946), demostraron que incluso en las circunstancias más difíciles, la experiencia de un tiempo de inactividad forzado puede conducir a una nueva conciencia y a una reorientación del significado de la vida. Estos momentos, aunque a veces dolorosos, a veces traen renovación.
El concepto de resiliencia, tal como lo define Boris Cyrulnik en “Una maravillosa desgracia” (2001), se basa en la capacidad de un individuo para recuperarse después de un trauma o crisis. Una ruptura forzada puede ser una oportunidad para que una persona se reconstruya, reevalúe sus valores y explore nuevas vías de aprendizaje y desarrollo personal. El proceso de pausa, incluso si es impuesto, se convierte así en terreno fértil para la transformación interior.
Permisos sabáticos elegidos: un tiempo para reorientar la existencia
La licencia sabática elegida, a menudo tomada después de varios años de trabajo intensivo, puede ofrecer una oportunidad única para reconectarse con uno mismo. Estos prolongados períodos de inactividad profesional permiten a los individuos reinventarse, reorientarse profesionalmente o explorar nuevas áreas de interés. Un año sabático permite al individuo romper con las presiones externas y crear un espacio para la reflexión personal, que puede alentar un nuevo comienzo o una reorientación de su trayectoria profesional.
Los beneficios son múltiples: mayor concienciación, exploración de nuevas pasiones, aprendizaje de nuevas habilidades, pero también un alejamiento de los objetivos y expectativas impuestos por la sociedad o el entorno profesional. Esta pausa se convierte así en una forma de aprendizaje “fuera de lo común”, en el que es necesario un tiempo de inactividad para fomentar la creatividad y la visión a largo plazo.
Descansos para cuidarse: un bienestar necesario
En una sociedad marcada a menudo por la carrera por la productividad y el rendimiento, los descansos dedicados a cuidar de uno mismo se vuelven imprescindibles. Pueden materializarse en forma de cuidados físicos o emocionales, momentos de descanso o relajación.
Estos momentos de “autocuidado” son fundamentales para mantener el equilibrio psicológico y evitar el agotamiento (Lemire, 2018). Los descansos dedicados al autocuidado permiten al individuo recargar profundamente sus baterías, restableciendo bases sólidas para su aprendizaje y desarrollo.
Retiros espirituales: una vuelta a lo básico
Finalmente, los retiros espirituales, a menudo organizados en lugares dedicados a la meditación o la contemplación, representan otro tipo de ruptura profunda, donde el objetivo es reconectar con una dimensión superior de uno mismo. Estos periodos de introspección, donde nos retiramos del ajetreo diario para centrarnos en lo esencial, ofrecen espacios únicos para la reflexión personal.
En su obra, el filósofo Emmanuel Levinas enfatiza que la distancia temporal de la sociedad nos permite reconectarnos con la alteridad y la dimensión humana de nuestra existencia. El retiro espiritual se convierte así en un tiempo de purificación intelectual y espiritual, donde se puede redescubrir un sentido profundo de la vida.
Aprendiendo en el descanso
Los descansos, ya sean programados o forzados, pueden ser momentos poderosos para el aprendizaje y el rejuvenecimiento. Permiten una reconfiguración interior, un reajuste de prioridades y una renovación intelectual y espiritual.
A través de largas pausas, celebraciones familiares, años sabáticos o retiros espirituales, el individuo tiene la oportunidad de reconectarse consigo mismo, integrar el aprendizaje acumulado y reiniciar sobre nuevas bases. En definitiva, estos tiempos de inactividad no son una pérdida de tiempo, sino una oportunidad para profundizar el aprendizaje, enriquecer la reflexión personal y fortalecer el bienestar general.
Propuesta de desafío para salvar vidas: presionar el botón de pausa en nuestros celulares durante las vacaciones.
Fuentes
Frankl, V. (1946). La búsqueda de sentido del hombre. Prensa de baliza. – https://amzn.to/41kNd1w
Ratey, JJ (2008). Spark: la nueva ciencia revolucionaria del ejercicio y el cerebro. Pequeño, Brown y compañía.
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Bergson, H. (1932). La evolución creativa. Macmillan. – https://amzn.to/3ZwlYOO
Cyrulnik, B. (2001). Una maravillosa desgracia. Odile Jacob. – https://amzn.to/4g9skuS
Lemire, F. (2018). Autocompasión. Médico de familia canadiense, 64(12), 937-937.
Bachelard, G. (1957). La poética del espacio. Prensas Universitarias de Francia. – https://amzn.to/3Vzxo3d
Thomas, L. y Micheau-Thomazeau, S. (2018). Herramienta 34. Licencia sabática. BàO La caja de herramientas de motivación, 120-121.
https://amzn.to/3Vww2GF
Chispa, JJR (2010). La nueva y revolucionaria ciencia del ejercicio y el cerebro/John J. Ratey, Eric Hagerman
https://amzn.to/4f9zOMT
Kahneman, D. (2011). Pensando, rápido y lento. Farrar, Straus y Giroux. – https://amzn.to/4gisHmA
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