Para su colección Sunset Dream dirigida a las adolescentes, la marca prêt-à-porter Mango presenta a una joven esbelta, de tez bronceada y cabello negro, posando al sol. Hasta ahora, nada realmente nuevo. Sin embargo, este modelo tiene una gran diferencia respecto a las hermanas Hadid y Jenner: es obra de un modelo de inteligencia artificial.
“Encontramos criterios neoténicos (rasgos infantiles, nota del editor), con grandes ojos almendrados, boca grande, rostro extremadamente simétrico y cuello largo, todas las características de una feminidad exacerbada con una diversidad en los rasgos”, observa Sylvie Borau, investigadora en IA y filosofía del consumidor. Características ” cerca de la perfección » que no son inocentes, ya que son el resultado de elecciones estéticas por parte de creadores, muy felices de tener acceso a una herramienta maleable hecha a medida. Elecciones que son tanto más problemáticas cuanto que se dirigen a un público en “ construcción completa »señala el académico.
Sin embargo, la tendencia va en aumento: en los últimos meses, otras marcas como Levi’s, Stradivarius e incluso la portada de Vogue Singapur han sucumbido a este nuevo tipo de modelo 3.0.
Bellezas artificiales, precariedad real
La inteligencia artificial consigue mejor que cualquier humano el ideal de belleza al que deberíamos acercarnos. “ Ya nos comparábamos con imágenes editadas y ahora nos vamos a comparar con robots” alerta Sylvie Borau, que teme que la IA tenga los mismos efectos negativos sobre la autopercepción que sus primos retocados con Photoshop… o algo peor.
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