Un juego de rol para un jugador con un fuerte componente narrativo, “Dragon Age – The Veilguard” es la cuarta gran rama de una franquicia nacida en 2009. Se puede jugar en PC con Windows, Xbox Series y PlayStation 5. Juegas como Rook, un personaje cuyo género, apariencia física, vestimenta, clase y habilidades básicas elige el jugador.
En un mundo de fantasía medieval en crisis, el elfo Solas se ve impedido de romper por completo un velo mágico que separa dos mundos antagónicos. Pero la operación (que es la primera misión del juego) no sale según lo planeado: Solas falla y se convierte en prisionero de una dimensión etérea. Sin embargo, el velo protector se ha debilitado y dos dioses hambrientos de poder han aprovechado una brecha para escapar. Se convierten en los principales adversarios de una banda de héroes/heroínas liderada por Rook.
Cansado del juego del servicio
Hablar de “The Veilguard” se ha vuelto complicado. El juego ya está diseñado por Bioware, un estudio que vivió sus últimas horas de gloria con la trilogía de ciencia ficción “Mass Effect”. Esto antes de sufrir toda la fuerza del deseo del editor Electronic Arts de desarrollar servicios de juego, algo generalmente multijugador, lleno de microtransacciones y en perpetua construcción. Bioware fue el responsable de diseñar lo que se convirtió en “Anthem”, considerado con razón un accidente industrial importante.
Habiendo vuelto a tener mejores sentimientos hacia los juegos con guión para un jugador (el éxito de dos “Star Wars” (“Jedi: Fallen Order” y “Jedi: Survivor”), sin duda tiene algo que ver con eso), Electronic Arts ha permitido que Bioware muy debilitado (dimisiones, despidos, renovación del equipo, etc.) para volver a su saber hacer original. “The Veilguard” es el primer efecto. Entonces se está trabajando en un nuevo “Mass Effect”.
“The Veilguard” es, pues, producto de un estudio primero adorado, luego maltratado y hoy, al parecer, en convalecencia.
Blanco fácil para los anti-despertares
Pero eso no es todo, teniendo una vez más todo que demostrar, la estructura es hoy violentamente atacada por su supuesto posicionamiento político. Aquel que consiste en intentar tranquilizar a hombres, mujeres y personas sin género. Una mentalidad abierta que también intenta poner en pie de igualdad todas las formas de orientación sexual. Un insoportable wokismo dicen algunos detractores masculinistas activos en las redes sociales.
A pesar de este contexto que dificulta encontrar la distancia adecuada, debemos confesar haber sido un gran placer convivir con los personajes que “Dragon Age” nos dio la oportunidad de conocer. Apreciamos más tener en nuestras manos un juego de acción que un juego de rol de última generación (algo que ya se hizo evidente con “Mass Effect”).
Espectacular apertura
Descubrimos que la puesta en marcha de la historia fue particularmente espectacular y efectiva, pero también que el despliegue de los marcos narrativos aguantó.
También apreciamos el sistema de relaciones sociales que nos permite fijar nuestra mirada sentimental en la persona o criatura de nuestra elección. Pero sin excesiva modestia, así está escrito en minúsculas en el contrato.
Finalmente apreciamos la cuidada dirección artística. Como otros, ciertamente hemos notado una cierta Pixarización (o Dreamworkization) de los personajes sin que esto nos moleste. Dicho esto, y esto va de la mano, vemos que la dramaturgia se aligera, o mejor dicho, se adapta a un público aparentemente “jóven adulto”.
En resumen, “Dragon Age – The Veilgard” probablemente no sea nuestro juego del año, pero sin exagerar las expectativas, hace el trabajo. La de un convaleciente en recuperación.
“Dragon Age – The Veilguard”, estudio Bioware, ed. Electronic Arts, un jugador, disponible en Windows, Serie Xbox y PlayStation 5.
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