Según varios científicos, algunos animales híbridos podrían volverse más comunes en el futuro. Con el calentamiento global, la superficie del hielo marino del Ártico está disminuyendo, lo que obliga a los osos polares a pasar más tiempo en tierra, donde podrían encontrarse con osos pardos que se desplazan hacia el norte. Si se aparearan, podrían producir híbridos llamados pizzas o grolars.
Si este fenómeno no es sinónimo de desastre genético, tampoco es probable que produzca especies más resistentes.
Los ligres, por ejemplo, son propensos a sufrir problemas de salud y sufren de un crecimiento rápido y, en particular, de problemas cardíacos.
Las especies “padres” también pueden tener divergencias genéticas incompatibles, como un número diferente de cromosomas. Ésta es una de las razones por las que los animales híbridos suelen ser estériles y la descendencia incapaz de reproducirse puede limitar las posibilidades de uno de los padres de difundir su herencia genética.
“Tienen una posibilidad menos de transmitir sus genes a una generación futura”, subraya Erica Larson.
La hibridación también plantea un problema si una o ambas especies parentales están en peligro de extinción. Cuando los genes de un animal se vuelven raros, corren el riesgo de ser reemplazados por la nueva combinación de genes de un híbrido. Este fenómeno, llamado contaminación genética, es la razón por la cual el mestizaje con coyotes es una de las principales amenazas para los lobos rojos en el sureste de Estados Unidos.
Sin embargo, la hibridación puede introducir genes beneficiosos, como los de resistencia a los pesticidas, especifica Erica Larson. Si estos genes ayudan al animal híbrido a sobrevivir y reproducirse, podrían propagarse dentro de una población, un fenómeno llamado “introgresión adaptativa”.
“Pero la mayoría de las veces, no es ni beneficioso ni perjudicial. Probablemente no tenga ningún impacto”, añade el biólogo.
Gracias a los avances en el campo de la genética, los científicos ahora pueden estudiar el genoma de un híbrido para identificar fácilmente genes intrusos. Cada híbrido es, por tanto, una ventana abierta a la evolución y a la forma en que nacen nuevas especies.
“Cuando tienes dos especies cuyos genomas han evolucionado de forma independiente durante cientos de miles de años y las juntas y las mezclas para formar un híbrido, entiendes qué funciona y qué no”, concluye Erica Larson.
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