La genetista Edith Heard, que ya ha recibido numerosos premios científicos, recibió recientemente la medalla de oro del CNRS. Desde 2019 dirige el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL).
Descifrar los genes no basta para entender cómo se expresan y cómo funcionan. La epigenética es el estudio de todos los factores (principalmente químicos) que bloquean o facilitan la expresión de los genes, sin que se modifique el código genético (a diferencia de las mutaciones genéticas).
Cuando la célula se duplica, estos factores pueden transmitirse a las células hijas. Pero a diferencia de las mutaciones, estas “marcas epigenéticas” son reversibles. Edith Heard es una autoridad mundial en esta ciencia en auge.
“Ningún organismo vive aislado”
¿Qué significa para usted la medalla de oro del CNRS?
Es un gran honor científico, pero también para mí un reconocimiento de la casa que me acogió durante tantos años cuando fui investigador en Francia.
Entre tu Gran Premio Inserm de 2018 y hoy, ¿qué ha cambiado en tu campo?
Ahora tenemos las herramientas para manipular las maquinarias epigenéticas, las enzimas que depositan marcas epigenéticas o las eliminan. Podemos degradarlos muy rápidamente, lo que permite estudiar el impacto de las marcas epigenéticas en la célula, en un tejido o en un embrión…
¿Cuál es la próxima frontera?
Capturando más información a nivel celular. ¿Podemos medir la transcripción genética, las proteínas presentes y las marcas epigenéticas al mismo tiempo? Necesitamos esto para entender realmente cómo funciona. Hasta ahora realizábamos estas manipulaciones y mediciones por separado, pero ciertas técnicas están empezando a permitir esta integración.
¿Y el siguiente?
Trabajar sobre organismos y células in vivo, en su entorno. Ningún organismo vive aislado. Si realmente queremos comprender las bases moleculares de la vida, debemos comprender la vida en un contexto natural. No sé quién dijo esta frase pero me encanta: si la célula es la unidad de vida de un organismo, el ecosistema es la unidad de vida del planeta. Si queremos entender cómo funciona la vida en el planeta, debemos entenderla a nivel de ecosistema.
“Las curas epigenéticas no tienen base científica”
El término epigenética se utiliza cada vez más en el ámbito del bienestar…
Reconocer que la exposición al estrés desencadena un cambio en la expresión genética no es suficiente para convertirlo en un fenómeno epigenético. Una reacción celular al estrés puede provocar la activación de factores de transcripción que activarán genes. Los factores epigenéticos pueden estar involucrados, pero no necesariamente de manera importante. Las “clínicas”, los spas, las curas epigenéticas no tienen base científica. E incluso medir el nivel de metilación (Nota del editor: la metilación es una de las marcas epigenéticas más comunes) en la sangre no es suficiente para caracterizar un fenómeno epigenético.
¿Se sigue debatiendo acaloradamente la transmisión de factores epigenéticos entre generaciones?
Esto ha quedado bien demostrado en organismos vegetales y animales como el gusano “C. elegans” (ampliamente utilizado en investigación genética). En los mamíferos, la cuestión sigue abierta, pero cada vez más estudios indican que la transmisión de marcas epigenéticas es rara. Es probable que no haya marcas epigenéticas transmitidas por un evento, incluso en los casos bien estudiados de inanición.
¿Existen fármacos que afecten la epigenética?
Los inhibidores de la metilación, como la decitabina, se utilizan desde hace mucho tiempo contra las enfermedades hematológicas. Ahora que estamos empezando a comprender los complejos proteicos implicados en las marcas epigenéticas, hay mucha investigación sobre los inhibidores de estos complejos. La inmunoterapia combinada con epifármacos parece una vía muy prometedora. Pero todavía tenemos dificultades para comprender el mecanismo exacto por el cual actúa el inhibidor… Entre la medicina clínica y la investigación sobre la epigenética aún queda un largo camino por recorrer.
“Necesitamos entender en qué se diferencia la biología de una mujer de la de un hombre”
Diriges un instituto europeo de investigación (EMBL). ¿Aún tienes tiempo para investigar?
Creo que es muy importante que las personas que dirigen los grandes institutos de investigación estén en contacto directo con la investigación. Entonces sí, todavía dirijo un laboratorio. No soy yo quien hace las manipulaciones, sino que trabajo con mi equipo.
¿Cuál sería tu Santo Grial?
He trabajado mucho en la inactivación de uno de los dos cromosomas X en hembras de mamíferos. Cada vez nos damos más cuenta de que, más allá de las hormonas, existen enormes diferencias entre hombres y mujeres debido a las actividades diferenciales de los cromosomas sexuales. Mi gran desafío es entender en qué se diferencia la biología de una mujer o de un individuo con dos cromosomas X de la de un hombre o de un individuo que solo tiene uno básico, pero en realidad tenemos poco conocimiento.
¿Por qué es tan importante entenderlo?
Para tratamientos farmacológicos, por ejemplo, cuando se trata a una mujer o a un hombre las dosis deben ser diferentes. Por ahora tratamos a todos como si fueran hombres. Los ensayos se llevan a cabo con roedores machos, los ensayos clínicos se llevan a cabo principalmente con hombres… Necesitamos entender cómo el sexo influye en el efecto de las drogas.
Dirigirás el Instituto Francis Crick de Londres en 2025. ¿Una vuelta a lo básico?
Me encantó dirigir el EMBL, pero en realidad es un proyecto de gran escala y muy político. Tengo seis institutos en veintinueve países. Francis Crick es un instituto en un solo país, nacido de la fusión de tres institutos, incluido aquel donde hice mi tesis. Hacen tanto investigación fundamental como investigación biomédica, como en el Instituto Curie, donde trabajé durante dieciséis años. Y también les traeré un poquito de Europa. Cuando vemos el estado de fractura en el que se encuentra el mundo en este momento, me doy cuenta de lo importante que es para los científicos mantener el espíritu de colaboraciones y sinergias sin fronteras.
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