Durante unos cuarenta años, un policía de Zúrich “garantizó el orden y la seguridad pública” en su ciudad, como es habitual. Una larga carrera que tiene un final bastante amargo. Recientemente, el agente, de 64 años, fue condenado en segunda instancia por violar el secreto oficial tras transmitir información confidencial a empleados municipales. Estos incluyen correos electrónicos que contienen detalles de casos en curso. Fue condenado a una multa de 120 francos diarios durante 20 días. Una sentencia más indulgente que la dictada en primera instancia.
En el tribunal, el policía afirmó que las dos mujeres que recibieron sus correos electrónicos también estaban sujetas al secreto oficial. Añadió que nunca habría compartido esta información en un club deportivo o en la mesa de un bistró. Según él, en el ámbito de la administración municipal los intercambios eran habituales. Sobre por qué reveló esta información, el hombre de 60 años se limitó a explicar: “Así soy, soy una persona abierta”. Su abogado pidió la absolución, diciendo que “cuando miembros de una misma unidad comparten información interna, no se constituye delito”. No se excluye que se presente un recurso ante el Tribunal Federal.
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