Hemos escuchado varias historias de iPhones cayendo desde un avión, cayendo varios miles de metros, para terminar en perfecto estado de funcionamiento en el suelo. Pero, ¿cómo es esto posible?
En un vídeo del canal de YouTube del Wall Street Journal, la periodista Johanna Stern quiso probar la durabilidad de nuestros smartphones. Para ello, arrojó varios iPhone 14 y Samsung Galaxy S23 desde una altura de 300 pies, o 91,44 metros, desde un dron. La conclusión es clara: los smartphones han sobrevivido perfectamente. Incluso las pantallas parecen haber aguantado milagrosamente bien.
Pero 91,44 metros no son los 5.000 metros del vuelo de Alaska Airlines de hace unos meses. Entonces, ¿cómo podemos explicar la supervivencia a semejante altura? La respuesta es simple: velocidad terminal.
Después de un cierto tiempo, durante una caída, la velocidad de un objeto y, por tanto, de un smartphone, alcanza una especie de umbral máximo: se trata de la velocidad terminal. Una vez alcanzado este umbral, no importa si la caída se produce desde 90 metros o desde 5000 metros, los resultados serán más o menos los mismos…
En realidad, existe una variación: la superficie sobre la que se posa el smartphone. En el test del WSJ, Johanna Stern primero dejó caer los teléfonos en la hierba. El resultado es claro: no hubo daños aparentes. Sobre el asfalto, la parte delantera del iPhone estaba intacta, mientras que la luneta trasera estaba ligeramente rota.
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