Tras la decisión de Ronan O’Gara de abandonar su duro método en La Rochelle, las opiniones difieren. Algunos elogian su alto nivel y su búsqueda de la excelencia, mientras que otros critican su comportamiento, considerado demasiado duro, y su estado de ánimo. La cuestión del impacto de su personalidad en el equipo sigue en el centro de los debates.
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