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La marca americana se enfrenta a una situación crítica. Miles de propietarios de Tesla Model 3 y Model Y informan de un fallo masivo del ordenador de a bordo Full Self-Driving (FSD), comprometiendo gravemente el uso diario de su vehículo y poniendo de relieve problemas de seguridad preocupantes.
Una ruptura con consecuencias desastrosas
La computadora de a bordo AI4.1, la última versión del sistema FSD de Tesla, tiene un cortocircuito interno que paraliza muchas funciones esenciales. Los vehículos afectados pierden el acceso a elementos cruciales:
- Sistemas activos de seguridad y asistencia al conductor.
- Cámaras de marcha atrás y de vigilancia.
- Limpiaparabrisas automático y luces
- GPS y sistema de navegación
- Estimación precisa de la autonomía restante
En ocasiones, la avería se produce durante los primeros kilómetros en vehículos nuevos o tras unos cientos de kilómetros de uso. Más de 5 kWh por día se consumen innecesariamente cuando el vehículo simplemente está estacionado, con la batería agotándose debido a un ciclo infinito de actualización del sistema.
Tiempos de reparación inaceptables
Ante esta situación, Tesla sólo ofrece la sustitución completa del ordenador defectuoso. Los propietarios deben esperar hasta dos meses para obtener una cita, debido a la falta de piezas suficientes disponibles. Esta espera interminable obliga a los usuarios a conducir vehículos con funcionalidad limitada, lo que resulta especialmente problemático para quienes no tienen una estación de carga en casa.
Impacto en el vehículo | Consecuencias para el usuario |
---|---|
Descarga acelerada de la batería | Autonomía reducida, recargas más frecuentes |
Sistemas de seguridad inactivos | Mayores riesgos al conducir |
Navegación defectuosa | Planificación de viajes comprometida |
Una situación que exige un retiro oficial
La magnitud del problema plantea dudas sobre la responsabilidad del fabricante. La NHTSA (Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras) ahora exige cámaras de visión trasera en todos los vehículos nuevos como equipo de seguridad obligatorio. A pesar de estos requisitos reglamentarios, Tesla aún tiene que publicar un boletín de servicio o iniciar una campaña formal de retirada del mercado.
El impacto financiero para los propietarios
Más allá de los inconvenientes diarios, los propietarios están preocupados por las consecuencias a largo plazo para sus vehículos. El consumo excesivo de energía y los ciclos de carga más frecuentes corren el riesgo de acelerar la degradación de las baterías, el componente más caro de un coche eléctrico. El coste de sustituir una batería puede llegar a los 20.000 eurosuna perspectiva que preocupa legítimamente a los propietarios afectados.
En foros y redes sociales se multiplican los testimonios que relatan experiencias similares. La marca californiana tendrá que ofrecer rápidamente una solución duradera para mantener la confianza de sus clientes y evitar posibles acciones colectivas por parte de los propietarios perjudicados.
Escrito por Albert Lecoq
Especialista en guías de compra de coches eléctricos, me apasionan las nuevas tecnologías y soy un firme defensor de la adopción de la tecnología eléctrica y la movilidad sostenible.
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