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Dos hábitos clave identificados por los científicos para mantener un IMC más bajo y perder peso de forma eficaz

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EN RESUMEN
  • ????️ La importancia de horarios de comida para un control de peso eficaz.
  • las practicas de ayuno nocturno y el desayuno temprano se asocia con un IMC más bajo.
  • diferencias de género significativo en los hábitos alimentarios y el IMC.
  • El papel potencial de crononutrición en la mejora de la salud metabólica.

El control del peso es un problema importante para muchas personas en todo el mundo. Si bien a menudo se hace hincapié en los programas de dieta y acondicionamiento físico, una nueva investigación sugiere que el horario de las comidas puede desempeñar un papel crucial en el mantenimiento de un peso saludable. Un estudio pionero, dirigido por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), examinó cómo hábitos dietéticos específicos, como prolongar el ayuno nocturno y desayunar temprano, podrían estar relacionados con un índice de masa corporal (IMC) más bajo. Este artículo explora los resultados de este estudio y las posibles implicaciones para el control del peso.

Los hábitos alimentarios en el centro del estudio

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Una persona que se pesa

En el estudio de ISGlobal, apoyado por la Fundación “la Caixa”, han participado más de 7.000 voluntarios de entre 40 y 65 años. Estos participantes formaron parte del GCAT | Genomas para la vida, proyecto liderado por el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP). En 2018, los participantes completaron cuestionarios que detallaban sus hábitos alimentarios, incluido el horario de las comidas, así como otros hábitos de estilo de vida y estatus socioeconómico. Cinco años después, más de 3.000 participantes completaron una visita de seguimiento para evaluar los cambios en sus hábitos y su IMC.

El estudio encontró dos hábitos clave asociados con un IMC más bajo: extensión del ayuno nocturno y desayunar temprano en la mañana. Estas prácticas dietéticas están en línea con el concepto de crononutrición, que se centra no sólo en lo que comemos, sino también en qué momento del día lo hacemos. La hipótesis es que comer más temprano en el día está más en sintonía con nuestros ritmos circadianos, lo que podría mejorar la regulación del apetito y el metabolismo de las calorías.

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Crononutrición: un nuevo enfoque

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Los rayos de luz de la mañana iluminan un desayuno cuidadosamente preparado y nos recuerdan que el tiempo es tan esencial como lo que hay en el plato.

La crononutrición es un área de investigación emergente que estudia el impacto de los horarios de las comidas en nuestra salud. Estudios anteriores ya han demostrado que cenar y desayunar temprano se asocia con un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares e ISGlobal ha publicado varios estudios en esta dirección, reforzando la idea de que los horarios de las comidas pueden ser tan importantes como sus contenidos.

Al sincronizar la alimentación con los ritmos circadianos, las personas pueden mejorar no sólo su control de peso, sino también su salud metabólica general. Esto podría suponer una revolución en la forma de ver la nutrición y la dietética. Los investigadores sugieren que alinear la ingesta de alimentos con el reloj biológico interno podría optimizar la forma en que nuestro cuerpo procesa los nutrientes y la energía.

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Impacto de las diferencias de género en el IMC y el estilo de vida

El estudio también encontró diferencias de género significativas en el IMC y los hábitos de vida. En general, las mujeres tenían un IMC más bajo, una mayor adherencia a la dieta mediterránea, una menor propensión al consumo de alcohol, pero también una peor salud mental y una mayor responsabilidad en la gestión del hogar.

Se utilizó un análisis de conglomerados para agrupar a participantes con características similares, revelando un subgrupo de hombres que comieron su primera comida después de las 2:00 p. m. y ayunaron durante un promedio de 17 horas. Este grupo tendía a adoptar estilos de vida menos saludables, con un mayor consumo de alcohol y tabaco, así como una reducción de la actividad física. Estas diferencias resaltan la importancia de personalizar las recomendaciones de salud según el género y el estilo de vida..

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El ayuno intermitente y sus límites

Un aspecto estudiado fue el ayuno intermitente, una práctica dietética que alterna periodos de ayuno y alimentación. Aunque algunas formas de ayuno intermitente pueden promover la pérdida de peso y mejorar la salud metabólica, el estudio demostró que saltarse el desayuno no tuvo un efecto significativo sobre el peso corporal. En un subgrupo de hombres que practicaban el ayuno intermitente, este método no fue más eficaz que simplemente reducir la ingesta de calorías.

Sin embargo, el ayuno nocturno, como se observó en el estudio, podría ofrecer beneficios de pérdida de peso cuando se combina con una cena y un desayuno temprano. Es fundamental matizar estos resultados y reconocer que se necesita más investigación para sacar conclusiones definitivas..

Perspectivas futuras e implicaciones para la salud pública

Los resultados de este estudio allanan el camino para nuevas estrategias de control de peso basadas en el horario de las comidas. Si los hábitos alimentarios identificados se confirman mediante investigaciones adicionales, podrían influir en las recomendaciones dietéticas y las políticas de salud pública.

Es importante señalar que, aunque prometedoras, estas estrategias no deben adoptarse de forma aislada. Deberían integrarse en un marco más amplio de comportamientos de salud, incluida una dieta equilibrada, actividad física y gestión del estrés. Las implicaciones de tales hallazgos podrían transformar nuestro enfoque de la nutrición y el bienestar..

Como reflexión final, a medida que avanzan las investigaciones en el campo de la crononutrición, queda una pregunta: ¿hasta qué punto estaríamos dispuestos a cambiar nuestros hábitos alimentarios para alinear nuestras comidas con nuestros ritmos biológicos?

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