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cuando el cerebro “recupera el control” después de un evento traumático

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Es una desventaja que a menudo es invisible pero, sin embargo, importante para quienes la padecen. Destacado en particular por los atentados del 13 de noviembre de 2015, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) afecta a testigos directos o indirectos de acontecimientos extraordinarios, asaltados por flashbacks, imágenes intrusivas o pensamientos angustiosos…

Entre el 5 y el 12% de la población la padece, según el Inserm. En el 20% de los casos, estas dificultades persisten en el tiempo, convirtiéndose en una condición crónica. ¿Cómo explicarlo? ¿Por qué algunas personas se recuperan de ello, cuando otras, igualmente tenaces y ansiosas por superarlo, siguen luchando años después?

Sobre esta cuestión crucial trabajan desde 2016 el neurocientífico Pierre Gagnepain y los investigadores del laboratorio de neuropsicología y de imágenes de la memoria humana del Inserm, en Caen, en el marco del programa transdisciplinar del 13 de noviembre. Publicado el 8 de enero en la revista. La ciencia avanza, Su estudio, llamado “Recuerde”, se basa en el seguimiento a largo plazo de cien personas expuestas a los atentados del 13 de noviembre en París y Saint-Denis.

Plasticidad del cerebro y del hipocampo.

Entre ellos, 34 padecían trastorno de estrés postraumático crónico, 19 se habían recuperado y 43 no lo habían desarrollado. También se reclutó a setenta y dos voluntarios no expuestos directamente a estos eventos para que sirvieran como “grupo de control”. Al someter a los participantes a resonancias magnéticas (MRI) dos veces (primero en 2016-2017 y luego en 2018-2019), esperaban comprender los mecanismos que funcionan en sus cerebros y observar su evolución a lo largo del tiempo.

Estos exámenes les permitieron descubrir que en las personas que se han recuperado del trastorno de estrés postraumático, los mecanismos de control de la memoria (y, por tanto, la capacidad de regular pensamientos o imágenes intrusivas) evolucionan con el tiempo. Esto es lo que llamamos plasticidad cerebral, o su capacidad para modificar sus redes y, en el caso de las personas liberadas del trastorno de estrés postraumático, retomar el camino hacia la actividad cerebral “normal”.

Una realidad que se materializa concretamente, a través del hipocampo, una región central del cerebro en la memoria. “Desde hace varios años sabemos que en el trastorno de estrés postraumático hay una modificación estructural del hipocampoexplica el profesor Francis Eustache, neuropsicólogo y codirector del programa de investigación del 13 de noviembre. Así, si comparamos el cerebro de una persona que no padece PTSD con el de una persona que sí lo padece, vemos una reducción del volumen del hipocampo en esta última. Lo que demuestra el estudio es que en personas remitidas (recuperadas de trastorno de estrés postraumático), esta alteración del hipocampo cesa. Algo se arregla de alguna manera. »

Vías terapéuticas

Claramente, el cerebro es capaz de resiliencia. “La publicación de este estudio en el mismo momento en que conmemoramos los atentados de enero de 2015 es una coincidencia de tiempo, pero tiene el mérito de llevar un mensaje positivo en estos tiempos difíciles: no, la memoria no es fija, cambia, y Vemos que ciertas personas tienen la capacidad de recuperar gradualmente el control de sus recuerdos”. subraya Francisco Eustache. Esto también podría abrir vías terapéuticas, “Quizás con técnicas que fortalecerían estos mecanismos de control de la memoria cuando fallan. »

El trabajo del equipo continúa y otras publicaciones están por llegar. “La composición de esta cohorte es muy interesante desde un punto de vista científico porque normalmente los estudios sobre el trastorno de estrés postraumático incluyen todo tipo de situaciones traumáticas. Allí toda la gente vivió el mismo suceso”. especifica Francis Eustache, señalando el carácter “un poco especial acerca de este estudio”. “Nos comunicamos periódicamente con los participantes y ellos pueden llamarnos. Si alguno de ellos parece estar en peligro, intentaremos encontrar una solución. Ciertamente seguimos un enfoque científico, pero evidentemente existe una dimensión humana. »

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