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Israel: gran avance en la lucha contra la resistencia bacteriana a los antibióticos

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Investigadores de la Universidad de Tel Aviv acaban de lograr un avance significativo que podría revolucionar nuestro enfoque para tratar infecciones bacterianas resistentes. Este descubrimiento, publicado en la prestigiosa revista Nature, es resultado del trabajo de un equipo dirigido por el profesor David Burstein de la Escuela de Biomedicina e Investigación del Cáncer.

El estudio, dirigido por la estudiante de doctorado Bruria Samuel, en colaboración con la Dra. Karin Mittelman, Shirly Croitoru y Maya Ben-Haim, arroja nueva luz sobre un fenómeno que durante mucho tiempo sigue siendo un misterio. Mientras que los organismos complejos utilizan la reproducción sexual para asegurar su diversidad genética, las bacterias han desarrollado sofisticados mecanismos alternativos. La conjugación genética, uno de esos mecanismos, permite la transferencia directa de ADN entre bacterias a través de pequeños tubos conectores. En este proceso participan plásmidos, pequeñas moléculas circulares de ADN que, a diferencia de los virus, no destruyen a su huésped durante la transferencia.

El equipo de investigación llevó a cabo un extenso análisis computacional de 33.000 plásmidos, lo que les permitió identificar genes implicados en sistemas de “antidefensa”. El descubrimiento crucial reside en la organización estratégica de estos genes. Como explica Bruria Samuel, se concentran cerca del punto de entrada a la nueva célula, lo que permite activarlas inmediatamente para neutralizar las defensas de la bacteria receptora. Esta organización nunca antes había sido observada.

Para validar su descubrimiento, los investigadores realizaron experimentos de laboratorio utilizando plásmidos que confieren resistencia a los antibióticos. Al introducirlos en bacterias equipadas con el sistema de defensa CRISPR, demostraron que sólo los plásmidos cuyos genes antidefensas estaban correctamente posicionados conseguían sobrevivir y transmitir resistencia a los antibióticos.

Las implicaciones de este descubrimiento son considerables. Según el profesor Burstein, abre el camino a la identificación de nuevos genes antidefensas y podría mejorar significativamente la eficacia de las manipulaciones genéticas bacterianas en el laboratorio. Las aplicaciones potenciales son numerosas y van desde el control de bacterias resistentes a los antibióticos en hospitales hasta la modificación de bacterias para la remediación ambiental, incluida la mejora de la microbiota intestinal humana.

La empresa Ramot, responsable de la transferencia de tecnología de la Universidad de Tel Aviv, comprendió rápidamente el potencial de esta innovación. Su director general, el Dr. Ronen Kreizman, destaca la importancia de este avance biotecnológico para el desarrollo de nuevos fármacos, la biología sintética y los sectores agrícola y alimentario. Actualmente la compañía trabaja en la comercialización de esta tecnología para explotar todo su potencial.

Este descubrimiento no sólo representa un gran avance científico, sino también una esperanza tangible en la lucha contra la resistencia a los antibióticos, uno de los mayores desafíos de la medicina moderna. También demuestra la excelencia de la investigación israelí en el campo de la biotecnología y su importante contribución a la salud global.

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